El Programa económico del Gobierno para la Recuperación y la Estabilidad financiera ha recibido un varapalo serio con el informe de la autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, la AIREF. Este organismo autónomo ha puesto el dedo en llaga de las carencias de un proyecto en el que no se concretan las medidas de forma adecuada. La falta de concreción está acompañada de otros indicadores preocupantes, como el aumento desproporcionado del déficit público y de la presión fiscal. Otra de las preocupaciones es la irreal previsión de ingresos extraordinarios, destinados a sufragar los ERTES o las ayudas a los trabajadores autónomos.

Este Plan de Recuperación se ha presentado en Bruselas como requisito imprescindible para acceder a los 140.000 millones de euros en subvenciones y créditos blandos hasta 2026. En un momento en el que además se están produciendo algunas sospechosas dimisiones, como la de la Secretaria de Estado de Economía, Ana de la Cueva, la política económica del Gobierno en vez asentarse en la realidad está jugando con las ilusiones de recuperación de los españoles.

La sensación de que Pedro Sánchez no es capaz de afrontar la salida de la crisis económica con un plan de Estado que tenga el aval de las principales fuerzas políticas, empresariales y sindicales, genera una desconfianza en los inversores que paraliza el ritmo de la ansiada recuperación económica.