La zona afectada por el terremoto en Turquía y Siria lleva 12 años en guerra. Millones de personas ya se han visto obligadas a huir por un conflicto largo, despiadado y complejo. Ahora muchas más se verán desplazadas por el desastre. En el norte de Siria hay zonas controladas por milicias kurdas apoyadas por Estados Unidos. El Gobierno turco de Erdogan lucha contra esas milicias. Después del atentado de Estambul de noviembre, cazas y drones de las fuerzas armadas turcas bombardearon puntos del norte de Siria.

También en ese espacio hay zonas controladas por la organización yihadista Hayat Tahrir al Sham y por rebeldes que siguen luchando contra el régimen de Bashar el Asad, apoyados por Turquía. Turquía y Siria luchan por medio de combatientes interpuestos. Algunas fuentes gubernamentales turcas dicen que la solución para remediar la crisis de refugiados sirios que cruzan la frontera es controlar la ciudad de Alepo. Turquía acoge a más de 3,6 millones de refugiados, lo que supone que es el principal país de acogida de refugiados en el mundo.

En Siria las cifras de paro son desorbitadas, los empleos se han precarizado al máximo y para los más afortunados, que tienen un trabajo, el sueldo medio apenas llega a 30 euros mensuales. Esto hace que el 90% de la población viva por debajo del umbral de la pobreza. La mayor ayuda que la comunidad internacional puede prestar a la zona es asegurar una paz estable.