Las elecciones presidenciales en Chile han dado como resultado la sorprendente subida del veterano candidato de la derecha populista, José Antonio Kast, frente a la izquierda representada por el joven Gabriel Boric. Ambos candidatos se enfrentarán en una tensa segunda vuelta el próximo 19 de diciembre, que se presenta crucial para el futuro del país. En los últimos dos años se ha registrado un vuelco político con una desafección creciente hacia los partidos tradicionales. Ese vuelco ya se puso de manifiesto el pasado mes de mayo cuando fueron elegidos los 156 representantes de la Convención encargada de redactar una nueva Constitución. La mayoría de los elegidos entonces estaban desligados de los grandes partidos.

Ahora, las presidenciales han dejado en la cuneta al centro-derecha y al centro-izquierda a causa de la corrupción y las tensiones sociales que se han adueñado del país en los últimos años. Según Kast, un abogado que apoyó la dictadura de Pinochet y apela al patriotismo para luchar contra el terrorismo y la violencia, se ha dado el primer paso para recuperar el orden, el progreso y la libertad. Su oponente de la izquierda, Gabriel Boric, que procede de los movimientos estudiantiles, apelaba a los electores a no tener miedo a un cambio de rumbo en Chile. Ese cambio, en realidad, va a estar marcado también por el proceso constituyente en marcha. La inquietud se ha adueñado de uno de los países hasta ahora más estables del continente.