Puigdemont ha impuesto como vicepresidente en el nuevo Gobierno de la Generalitat a Jordi Puigneró, el que fuera hasta ahora consejero de políticas digitales, caracterizado por su radicalidad independentista. La vicepresidencia de Puignerò confirma que el nuevo gobierno catalán que echa a andar es como los anteriores. Pero a pesar de ello, el ministro de Justicia, José Manuel Campo, ha saludo la toma de posesión de Aragonés, afirmando que hay que ver los indultos como algo normal.

Los indultos que se conceden son muy escasos. El arrepentimiento no es un requisito legal para concederlos, pero es necesario un informe de la fiscalía y del tribunal sentenciador. El tribunal sentenciador, en este caso el Supremo, tiene que valorar las pruebas o indicios de arrepentimiento. El Supremo lo tiene fácil: los políticos condenados han dicho claramente que lo volverían a hacer.

El Supremo les preguntó si se arrepentían de lo que habían hecho. Pero no se dignaron contestar. Lo normal es que el Supremo informe en contra. A pesar de los informes contrarios, Sánchez aprobará los indultos porque necesita el apoyo de ERC. Pero los indultos no tienen sentido si los condenados quieren seguir delinquiendo contra el Estado de derecho, contra el sujeto de la soberanía, que es el pueblo español.