Estamos en el cuarto día de tregua en la guerra de Israel contra Hamás y aumentan las presiones para que el alto el fuego se alargue. Una de las voces más autorizadas que ha solicitado un alto el fuego definitivo ha sido la del Papa Francisco, que ha insistido en señalar que "toda guerra es una derrota… nada se resuelve con la guerra, nada, todo se gana con la paz, con el diálogo". El Papa ha pedido que todos los secuestrados sean liberados lo antes posible, que entre más ayuda humanitaria en Gaza y que se insista en el diálogo.

La Santa Sede ha condenado rotundamente el ataque perpetrado el 7 de octubre por Hamás a Israel, al que ha calificado de "inhumano”. Y ha pedido también "proporcionalidad" en la legítima defensa, y que Israel no ponga en peligro a los civiles palestinos que viven en Gaza.

El Papa Francisco se reunió la semana pasada por separado con familiares de rehenes israelíes en Gaza y de prisioneros palestinos en Israel. Rogó por la paz y el fin de lo que llamó terrorismo y “las pasiones que están matando a todos”.

“Son dos pueblos que tienen que vivir juntos”, ha dicho el Papa, y ha recordado el valor de los Acuerdos de Oslo, que apostaron por dos Estados bien definidos y porque Jerusalén tenga un estatuto especial. Por desgracia, la situación es muy diferente a la de aquel momento y es necesario un camino de ambos pueblos que no va a ser fácil, como acaba de reconocer el Patriarca de Jerusalén, cardenal Pizzaballa. En todo caso, ampliar la tregua sería un paso en la buena dirección.