Tras el acuerdo a tres bandas de Partido Popular y Ciudadanos con el apoyo externo de Vox, ya puede hablarse sin rodeos de que en Andalucía se producirá un cambio histórico de signo político. Ver al PSOE andaluz en la oposición por primera vez en democracia va a ser un espectáculo en la forma y en el fondo. Le tocará al futuro presidente Juan Manuel Moreno liderar una coalición de PP y Ciudadanos cuyo programa de reformas va a requerir el apoyo de Vox para salir adelante, contando con una fuerte oposición, no sólo parlamentaria sino también en la calle, alentada especialmente por Podemos.

Vamos a asistir a un ensayo general sobre lo que podría significar el traslado de los pactos al ámbito nacional, especialmente en lo que se refiere a libertad de educación, Memoria Histórica, protección de la familia y la natalidad, rebajas fiscales e impulso de la iniciativa empresarial. Atrás quedan las exigencias más pintorescas de Vox para hacer posible el histórico cambio, aunque las guarden para nuevas citas electorales.

Andalucía se convierte así en el espejo en el que los españoles van a tener la oportunidad de comprobar los efectos de un gobierno de centro-derecha con un proyecto de regeneración plenamente constitucional, donde parecía imposible una alternativa al régimen clientelar instalado por el socialismo a lo largo de casi cuatro décadas, con el resultado de una parálisis económica y un bloqueo de la iniciativa social y cultural.