La intervención del fiscal Javier Zaragoza en el juicio del “Procés” ha colocado en su sitio a la burda estrategia de politización de los líderes independentistas, desmontando los argumentos principales esgrimidos por la defensa.

Con una intervención suave en la forma pero contundente en el fondo, el fiscal Zaragoza ha dejado claro que “nadie es perseguido por sus ideas sino por sus acciones” y que “nadie está por encima de la ley”. Como consecuencia de ese principio de igualdad de todos ante la ley, “actuar al margen de la legalidad no puede quedar impune”. Y para aclarar las ideas, ha hecho una brillante alusión al papel del diálogo en la democracia, recordando que el diálogo al margen de la legalidad y desde la imposición no es democrático.

La pretensión de los acusados de sentar en el banquillo al Estado de Derecho y convertirse en víctimas inocentes de una causa política es una falacia que carece de cualquier credibilidad. Lo que está en juego en este juicio es la defensa del orden constitucional y la democracia, así como la dignidad de la justicia en España. La primera intervención del fiscal ha disipado las brumas que ayer se encargaron de sembrar unas defensas que han errado su estrategia.