Con el apoyo de PP, Ciudadanos y VOX, Juan Manuel Moreno Bonilla ha sido investido Presidente de la Junta de Andalucía. Se abre un nuevo tiempo político en esa Comunidad Autónoma, un tiempo de regeneración y reformas allí donde la inercia y las prácticas de clientelismo de la izquierda han terminado bloqueando las mejores energías de la sociedad civil.

El programa del nuevo presidente de la Junta tiene como objetivos prioritarios la lucha contra el desempleo endémico, la transparencia en la gestión, y la ampliación de las libertades sociales. Las reformas económicas, especialmente las fiscales, van a hacer posible que la economía consiga nuevos incentivos de producción, consumo y contratación. La reducción de la estructura de la Junta y la eliminación de las administraciones paralelas, supondrá un significativo ahorro en beneficio de los ciudadanos. A estas propuestas hay que añadir un tiempo de libertad en la inciativa social para cuestiones claves como la educación y la promoción integral de la familia.

El nuevo Presidente, con un discurso moderado y sereno, ha propuesto abrir un amplio diálogo social. Por eso sorprende la cerrazón que han demostrado en la sesión de investidura tanto la socialista Susana Díaz como la izquierda radical de Adelante Andalucía. Dos formaciones que han apostado por hacer demagogia y ocupar la calle, sin aceptar que no tienen el monopolio democrático. Más aún, sus últimas actuaciones demuestran que dejan mucho que desear.