Hoy hemos despedido a la gran Montserrat Caballé. La diva de la ópera falleció el pasado sábado en Barcelona tras un periodo de delicada salud y una retirada discreta de los escenarios, que no pisaba desde hacía tres años.

Designada expresamente por la Callas como la única artista que podía recoger su testigo, Montserrat Caballé ha sido una catalana universal, orgullosa de ser española y de pasear su nombre por todo el mundo y llevarlo hasta lo más alto. Era una soprano prodigiosa, que lo mismo engrandecía los personajes de las óperas más sublimes que se atrevía a hacer guiños a otros tipos de estilos y músicas. Quedan para la historia algunas de sus interpretaciones de Lucrezia Borgia en la ópera de Donizetti, o la Norma de Bellini, su favorita, pero también nos quedan para siempre en la retina interpretaciones como la del himno de Barcelona 92, junto a Freddy Mercury, o el conmovedor Padre Nuestro que cantó ante Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en Valencia en 2006.

Mujer de familia humilde y de fe sencilla, tuvo que lidiar al final de su vida con el silencio de quienes la relegaron mezquinamente por presumir sin complejos de ser catalana y española. Afortunadamente su talento queda muy por encima de esas miserias, y su voz ocupa ya un lugar de privilegio en la historia de la música. Descanse en paz esta gran señora de la música lírica, Montserrat Caballé.