A propósito del acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, resulta revelador un reciente estudio realizado por la Fundación del BBVA sobre los valores que dominan en Europa y que sitúa a España como el país que se encuentra más a la izquierda desde un punto de vista cultural y político. Quizás eso tiene que ver con la decisión de Pedro Sánchez, que después de seis meses de tensiones más o menos calculadas con la izquierda populista de Podemos, se ha inclinado por este acuerdo. Queda por explicar cómo es que en las elecciones de abril, con más escaños entre los dos partidos, Sánchez despreció una alianza con quien ahora la ha formalizado.

En una parte significativa de la sociedad española está profundamente arraigada la idea de que el Estado debe asumir un protagonismo que desde la perspectiva del sano principio de la subsidiariedad corresponde a la sociedad civil. El mantra del “progresismo”, que atraviesa el texto del acuerdo, significa en realidad que se trata de moldear a la sociedad desde el poder político en detrimento de la libertad de las personas, las familias y los grupos. 

A esto se refiere el punto 5 del Acuerdo, que ya anuncia el diseño de “nuevos derechos”, el primero de ellos la eutanasia. Para desarrollar estas acciones de ingeniería social es imprescindible el control del sistema educativo y de los centros de cultura. Para confrontar todo eso es más necesario que nunca que la sociedad civil se fortalezca y asuma su protagonismo.