Delitos de odio
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Madrid - Publicado el
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Avanza la investigación del asesinato de Charlie Kirk, conocido influencer en la esfera de Trump. En Estados Unidos el año pasado se llevaron a cabo casi 12.000 crímenes de odio. El fenómeno aumenta. Los autores de estos crímenes, en su mayoría los cometieron por un rechazo violento a negros, a personas de otra raza, de otra religión o con una determinada orientación sexual. Han aumentado los ataques contra judíos. Lo llamativo es que más de la mitad de los sospechosos o de los condenados por este tipo de crímenes tienen menos de 29 años radicalizados muchos de ellos en internet con motivaciones yihadistas, soberanistas o de supremacismo blanco, entre otras.
La violencia política en Estados Unidos no es ni mucho menos nueva. Martin Luther King o John F. Kennedy murieron asesinados por motivos raciales o políticos. Pero ahora estamos ante un aumento de los discursos de odio que atacan a personas o a grupos de personas. Ese odio que inicialmente puede manifestarse solo a través de las redes sociales, como algo virtual, se convierte en algo real porque el otro ha dejado de ser una persona con la que te encuentras por la calle, con la compartes algo de tu vida. El discurso de odio que se transforma en violencia se alimenta de la cosificación de las personas. En esta dinámica se pierde el vínculo con la realidad y al otro se le mira como la encarnación de una idea que se detesta, como el responsable de una conspiración, como la amenaza encarnada en una raza o en un extranjero. Es sin duda una de las máximas expresiones de inmoralidad, pero siempre tiene detrás un vacío antropológico, un nihilismo destructivo. Sin atacar este vacío no habrá una respuesta adecuada.



