Bolaños y su falta de finura

La nueva Ley de Eficiencia de la Justicia se ha convertido en la excusa perfecta para que el ministro de Justicia haya arremetido contra el Partido Popular con el argumento que le resulta más querido. El que se opone, discrepa, pone límites y expresa disgusto, por muy razonado que sea, es inmediatamente acusado de militar en la extrema derecha. Es vez, además, Bolaños ha culpado al PP de situarse fuera del marco constitucional al tiempo que sazonaba su respuesta con insultos como el de gamberrismo.

Suena a chiste, a pesar de la gravedad, teniendo en cuenta que los amigos parlamentarios del Gobierno son expertos es socavar las bases del marco institucional español. Según denuncia el PP, Bolaños ha viajado a Barcelona para hacerse la foto y no para tomar decisiones en materia de presupuestos y de reglamentos. Una reunión de trabajo que se persigue que sea eficaz requiere de toda la información previa. La dinámica de Bolaños parece que es otra y tiene más que ver con un trágala que con una discusión en profundidad.

En España hay Ley de eficiencia de la Justicia, pero no reglamentos, como tampoco hay dotación presupuestaria. De ahí que lo de viajar a Barcelona parece que iba más de tomarse una foto para alardear de normalización y, de paso, rodearse de los consejeros autonómicos de justicia como si de la claque ministerial se tratara.