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La ultraderecha se sitúa ya por delante de Merkel en el este de Alemania

La tercera fuerza política sería el partido Die Linke, una escisión de los socialdemócratas aliados con los excomunistas

La ultraderecha se sitúa ya por delante de Merkel en el este de Alemania

 

Corresponsal de COPE en Berlín

Berlín

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 14:00

Si hoy se celebrasen elecciones, el partido antieuropeo y anti extranjeros Alternativa para Alemania (AfD) quedaría por delante de la CDU de Merkel en el este de Alemania. Según una encuesta de Infratest  Dimap pubicada por la televisión pública alemana ARD, los Bundesländer orientales, el territorio de la antigua Alemania comunista RDA, otorgarían a AfD el 27% de los votos, cuatro puntos por delante de la Unión Cristianodemócrata (CDI), con el 23%. La tercera fuerza política en la mitad este de Alemania sería el partido Die Linke, una escisión de los socialdemócratas aliados con los excomunistas, con el 18%, y el Partido Socialdemócrata perdería prácticamente su carácter de partido mayoritario con el 15% de los votos. Este sondeo fue realizado el pasado domingo, en coincidencia con las marchas de la ultraderecha por las calles de Sajonia y en medio de episodios de caza al extranjero en la ciudad de Chemnitz. En este contexto, mientras en el oeste de Alemania AfD perdía en torno a un punto porcentual, quedando en el 16%, en el este se hacía indiscutiblemente con el puesto de partido más votado.

Desde principios de 2018 y a escala federal, se repite en las encuestas la posición de AfD como segundo partido más votado gracias a que está recibiendo un goteo de votos del resto de los partidos, pero muy especialmente votos que pierde el Partido Socialdemócrata.  En las elecciones celebradas hace un año el SPD ya obtuvo un 20,5 % de apoyos, su peor resultado de la histoia en unos comicios federales, y AfD un 12,6%, por lo que logró que por primera vez una fuerza de ultraderecha se sentase en el Bundestag.

El bloque conservador de la canciller, Angela Merkel, la Unión Cristianodemócrata y la bávara Unión Socialcristiana (CDU/CSU), siguen sumando el 32% del respaldo a escala federal. Por detrás, pero aún con representación parlamentaria, estarían Los Verdes, con un 13% de los sufragios, La Izquierda, con un 11 %, y el Partido Liberal (FDP), con un 9%. Aún así, los conservadores y el SPD no sumarían el número de apoyos necesarios para poder conformar la gran coalición de Gobierno de esta legislatura. La única combinación posible para formar un Gobierno estable, mientras ninguno de los partidos acepte coaligarse con AfD, como ha venido sucediendo hasta ahora, sería un tripartito con conservadores, verdes y liberales, que lograría un 54 % de los votos, la inédita coalición “Jamaica”.

El líder de AfD en el este de Alemania, considerado por muchos hombre clave en la sombra hasta que el partido alcance porcentajes de voto mayoritarios, es Björn Höcke, presidente de la fracción parlamentaria de AfD en el Estado de Turingia y cabeza de Der Flügel, la fracción etnonacionalista y más radical del partido, con claros tintes filonazis. Höcke ha logrado gran número de seguidores con una estrategia muy enfocada a la población más joven del este de Alemania, donde la tasa de paro es más alta que en el resto del país y donde la sociedad se presenta más desestructurada. Con menor densidad de población y una red de vida civil menos tupuda que en los Bundesländer orientales, las organizaciones juveniles cercanas a AfD son a menudo la única opción de los jóvenes de pequeños pueblos y ciudades para asociarse y reunirse, circunstancia que la escena de la ultraderecha aprovecha para un proselitismo al que dedica buena parte de sus recursos. El partido mantiene a Höcke en segundo plano para evitar que se repitan declaraciones en las que queda en evidencia su sensibilidad poco correcta, como cuando dijo en público el año pasado que el monumento a las víctimas del Holocausto, situado en el centro de Berlín, era una “vergüenza” para Alemania, que en su lugar debería levantar monumentos a su pasado histórico más glorioso.

Y mientras Höcke y los suyos continúan el imparable ascenso en la intención de voto, las instituciones alemanas se sumergen en un debate sobre si en Chemniz, la pasada semana, hubo o no, propiamente dicha, una “caza al extranjero”, como se leyó en las redes sociales. El jefe del servicio de inteligencia interior de Alemania, Hans-Georg Maassen, no ha tenido reparos en contradecir públicamente a la canciller Merkel,  que ha reconocido y lamentado la "cacería de extranjeros". Maasen, por su parte, ha declarado que "no hay evidencia de que los vídeos que circulan en Internet sean auténticos".

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