Finalmente, Italia proclama su crisis de gobierno después de muchos rifirrafes durante estos 90 días de gobierno de coalición.

Italia, bajo ningún concepto se ha visto en ningún momento con una mayoría absoluta, ya que se divide claramente en asuntos fundamentales para el país, como son, infraestructuras, autonomías, impuestos y justicia.

Este divorcio político entre la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas no viene de ahora. Ambos partidos son completamente opuestos en prácticamente todos los sentidos. Se ha demostrado que era una quimera unir ambos programas y su puesta en común, ya que no iban a estar de acuerdo el uno con el otro, y además de gobernar a la tercera economía de la Eurozona con un simple contrato que desde hace tiempo saltó por los aires.

Este miércoles pasado quedó muy clara la disolución entre ambos partidos abriéndose así una crisis política y de gobierno. El motivo de esta ruptura que colmó el vaso fue la votación en el Senado, por separado entre ambos partidos, de una moción para bloquear las obras de la línea de alta velocidad Turín-Lyon. Esta moción fue propuesta por el M5S por razones ambientalistas y de coste excesivo.

En el Senado, saltaron incluso hasta las buenas formas entre los aliados de gobierno. La Liga votó todas las mociones de los partidos de oposición, sin embargo, no votó la de su aliado en el gobierno, M5S, y por ello sufrió una gran ruptura. Esto es, se alineó con el resto de partidos para votar en contra y dejar a la Liga en un segundo plano.

Por lo tanto, y tras este percance, Salvini decide, finalmente, en romper con la izquierda populista y fuerza elecciones con antelación en Italia y así otorgar el poder de decisión a los ciudadanos.