En el Reino Unido vivían ya 70.000 ucranianos antes de que Rusia invadiera su país de origen. Ahora se espera que esa cifra se eleve en decenas de miles. Pero a día de hoy, el gobierno de Boris Johnson suministra los visados con cuentagotas y las páginas de los formularios legales solamente están en inglés, complicando aún más la llegada de los desplazados ucranianos. Incluso los que pueden beneficiarse de la “vía rápida” al tener familiares ya asentados en el país (Family Scheme) ven cómo se retrasan semanas y semanas los permisos para llegar aquí.

Por eso, el obispo Kenneth Nowakowski, cabeza de los católicos ucranianos en Gran Bretaña, se puso manos a la obra desde el primer momento para suplir las muchas carencias del sistema oficial británico y acoger a los desplazados que huyen de la guerra de dos maneras: la más inmediata y urgente, una página web donde puedan encontrar reunida toda la información que necesitan, ellos y las personas que les acogen. Fiable, actualizada y bilingüe. La dirección es www.ukrainianwelcomecentre.org y se lanzará mundialmente este miércoles.

Según ha sabido la Cadena COPE, todos los profesionales que han trabajado durante cuatro semanas para construirla, lo han hecho de forma gratuita. Empresas privadas, donantes de otras confesiones religiosas, consultoras internacionales y expertos de hasta seis nacionalidades distintas han regalado su tiempo y sus recursos a la Catedral Católica Ucraniana de Londres y a la Asociación de Ucranianos en Gran Bretaña, que son los impulsores de la cosa, y de la nada más absoluta han creado una herramienta modelo en tiempo récord.

Lo siguiente es un centro de bienvenida, un “Welcome Centre”, levantado también a contrarreloj en las propias dependencias de la catedral, donde las decenas de miles de ucranianos que llegarán a la capital británica en las próximas semanas tengan un punto de referencia al que acudir para resolver sus dudas o para poder desahogarse en su lengua materna. El tipo de asistencia profesional que se facilitará pretende abarcar todas las necesidades de los ucranianos que huyen de la guerra, pero también las de los británicos que intentan ayudarles o que, en el camino, se han visto atrapados en el laberinto de la burocracia.