A nadie que viaja a Roma le deja indiferente la famosa fuente del siglo XVIII, incluida en el patrimonio mundial de la UNESCO.

El problema es que se encuentra en medio de un laberinto de callejuelas en el centro histórico de Roma, en un espacio demasiado reducido para recibir a diario a tantas decenas de miles de turistas.

Ante el número creciente de visitantes, el ayuntamiento de Roma se planteó varias veces controlar el acceso a esta obra barroca, medidas que han causado siempre polémica.

La última moción aprobada con 24 votos favorables (casi todos del Movimiento 5 Estrellas) propone construir una barrera que impida a los turistas sentarse en los bordes de la fuente.

No todos en el ayuntamiento apoyan la iniciativa y optan por regular de otra forma los flujos de turistas en la zona. Proponen, por ejemplo, que se establezca una patrulla fija de agentes, que incluya también el control de las rutas de acceso a la Fontana de Trevi y a la zona del Coliseo.

No olvidemos que las útimas disposiciones contenidas en el reglamento de policía urbana prohíben sentarse en monumentos.

Muchos de los comerciantes de la zona aplauden la iniciativa y piden que se aplique rápidamente: "El fortalecimiento de las guarniciones de policías en las cercanías de los monumentos más visitados de la ciudad, como la Fontana di Trevi, es algo positivo", asegura el número uno de la Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas del Comercio, el Turismo y Servicios (CONFESERCENTI), Valter Giammaria, en declaraciones a la agencia italiana Ansa.