Tras el asalto al Capitolio por parte de miles seguidores de Donald Trump, surgen muchas dudas sobre el futuro del todavía presidente de los Estados Unidos. “Trump quería construir un muro con México, y lo que ha conseguido es construir un muro entre los americanos”, sentencia Gabriel Colomé, profesor de ciencias políticas de la Universidad Autònoma de Barcelona y experto en EEUU. Considera que “América está en shock”, porque han asaltado “lo más sagrado que tiene la democracia americana”.

Para el profesor, lo más grave de los hechos es lo que simboliza el asalto: “Es el propio poder ejecutivo el que le dice a la gente que asalte al poder legislativo para evitar el voto de investidura, es decir, el voto que va a proclamar a un nuevo presidente”. Trump pidió en rueda de prensa que “fuesen a manifestarse para demostrar” que las elecciones, y por lo tanto la investidura de Joe Biden, “habían sido un fraude”. Lo que pasó después, ya lo sabemos. Centenares de personas entraron en el Capitolio e interrumpieron la votación. Y Trump, lejos de condenarlo, se limitó a pedirles que tuviesen “una actitud pacífica”.

El presidente estadounidense no ha condenado los hechos hasta casi 30 horas después. Ha acusado a los asaltantes de “profanar la sede de la democracia” y ha advertido de que los responsables tendrán consecuencias. Hay que tener en cuenta que los manifestantes han causado destrozos, y que el asalto al Capitolio e un delito federal por el que pueden enfrentarse a penas de entre 20 años a cadena perpetua. Por ello, para Colomé las palabras de Trump “llegan tardísimo”: “Fíjate en el cinismo. 30 horas más tarde les dice que van a pagar ellos, no él. Ha lanzado la piedra y ha escondido la mano, y ha escogido a otro como culpable de haber lanzado la piedra”.

IMPEACHMENT VS 25º ENMIENDA

Los hechos del pasado miércoles han puesto en duda la posición de Trump y cómo debería dejar la Casa Blanca. Por eso, se han empezado a barajar las vías parlamentarias que podrían facilitar su destitución. Existen dos posibilidades para que el Congreso fuerce su salida: la vigesimoquinta enmienda o el impeachment.

La vigesimoquinta enmienda se elaboró tras la muerte de John Kennedy, puesto que “hubo problemas a la hora de determinar quién asumía el poder”. En principio, el vicepresidente debía ser el encargado de asumir el puesto, pero vieron que podía haber otros casos que explica esta enmienda. Tiene cuatro secciones. La número cuatro es la que cobra más fuerza en el caso de Trump. Ésta establece que “es el vicepresidente el que llega a la conclusión de la incapacidad de presidente para seguir siéndolo”.

Su mecanismo es bastante complejo: la petición necesita las firmas de la mitad del gobierno. Si se obtienen, la carta con el argumentario deberá ser enviada al Congreso. Esta cámara consulta al presidente si está de acuerdo con las razones, y le ofrece la posibilidad de que elabore otra misiva para revocarlas. Con ambas cartas, el Congreso decide en un plazo de dos a cuatro días, con los votos de una mayoría cualificada. Si prospera, el vicepresidente se convierte en presidente de los Estados Unidos de forma automática.

Colomé asegura que en estos momentos “el tiempo corre en contra del vicepresidente, puesto que el Congreso es saliente y está en proceso de toma de posesión porque ha habido elecciones”. Sólo quedan 12 días para que se constituya, por lo que “el reloj cuenta a favor de Trump”.

El caso del impeachment es distinto, pero también complejo. La Constitución fija que “el presidente no puede ser llevado ante un tribunal ordinario” por su condición. De manera que, el impeachment es el mecanismo para que en caso de delito, sí pueda juzgarle el poder legislativo. “Cámara de Representantes y Senado se convierten en tribunal. Uno asume la parte de la Fiscalía y el otro la del jurado. Es complicado porque es necesaria mayoría suficiente”, explica el profesor.

Ambas vías son bastante improbables por el poco tiempo que queda de legislatura. Eso sí, hay que tener en cuenta lo que hay detrás de que se quiera impulsar uno de los dos mecanismos. “Al margen de establecer que Trump ha sido el incentivador del ataque al Capitolio, quedaría incapacitado para ser candidato a la presidencia en las elecciones de 2024”, afirma Colomé.

ENTONCES, ¿TRUMP VOLVERÁ A SER CANDIDATO?

Para el profesor, está claro que sí. O, como mínimo, lo intentará. La posibilidad de que un impeachment o la sección cuarta de la vigesimoquinta enmienda saliesen adelante sería bastante improbable. Además, la defensa de Trump “haría todo lo posible para que no se llegara a tiempo” en ninguno de los dos casos.

Colomé cree que la prueba de que Trump volverá a ser candidato es que, aunque ha empezado el mecanismo de transición en el Congreso, insiste en que “la lucha continúa para que América vuelva a ser grande, que es su lema”. Además, el profesor avisa de que no hay que ignorar a sus votantes, que son muchos: “Tiene 74 millones de votantes, tiene una base electoral sólida. Veremos cómo funciona eso”.

Además, lo que pasó el día 6 en el Capitolio, “rompe el partido”. Esto es así porque “el presidente saliente es el líder” de la formación, pero en su caso “ganó las elecciones y las primarias contra el partido republicano”. Esto hace que “no forme parte de la estructura del partido”, por lo que habría que ver si volverá a presentarse con los republicanos o quizá, con otra formación.

La prueba de fuego serán las elecciones intermedias de 2022 a la Cámara de Representantes, cuando se eligen 425 diputados del Congreso y un tercio del Senado. “Es la prueba de cómo estará el tono vital de Trump, los “trumpistas” y el partido republicano”, sostiene Colomé.