Dos francesas relacionadas con Daesh y retenidas en el campo de Roj, en el Kurdistán sirio, quieren obligar al Estado francés a repatriarlas con sus hijos. Cada una de ellas tiene tres niños de edades comprendidas entre 1 y 8 años. Para ello han presentado una denuncia contra el Estado que va a obligar al ministerio de Asuntos Exteriores a explicar ante el juez las razones de su negativa a repatriarlos.

Los abogados insisten en que los niños no son responsables de los actos terroristas que hayan podido cometer sus progenitores y señalan que el mantenerles encerrados en el campo de Roj supone exponer a "los niños menores a tratamientos inhumanos y degradantes y a un riesgo de muerte". No es la primera vez que estas dos mujeres acuden a la justicia. En diciembre, un tribunal administrativo rechazó su petición, y recibieron la misma respuesta cuando presentaron recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos del Hombre.

Esta vez, los abogados ponen el acento en la "exigencia constitucional de protección del interés superior del niño" consagrada en una reciente decisión del Consejo Constitucional del pasado 21 de marzo. Y piden también la repatriación de sus madres en nombre de la protección del derecho a la vida de los menores, que no puede "ser disociado de su derecho a no ser separados de su padre". 

El tema de los hijos de yihadistas es un grave problema con el que se enfrenta Francia. Calculan que hay unos 500 niños franceses presentes en Irak o Siria. Según el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, unos "350 niños se marcharon con sus padres y unos 150 han nacido allí", aunque no saben cual es la situación en la que se encuentran la mayoría, imaginan que algunos han muerto en la guerra.

París se niega a repatriar a todos estos niños, e insiste en que se estudiará caso por caso, y atendiendo a razones humanitarias. De momento a repatriado a 5 niños huérfanos y a una niña cuya madre ha sido condenada en Irak a cadena perpetua.