Este fin de semana se ha confirmado la toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes, los cuales ya se encuentran en posesión del Palacio presidencial en Kabul, ciudad que tenían rodeada desde la noche del sábado. El grupo terrorista se encuentra a la espera de concluir las negociaciones con el ministro de Interior interino, Abdul Sattar, en las que esperan evitar un conflicto armado en la capital del país, tras la marcha del presidente del Gobierno afgano que ha huido a Tayikistán para, según un comunicado que ha emitido él mismo a través de Facebook, "evitar un baño de sangre".

La ofensiva talibán, que comenzó a agudizarse cuando los Estados Unidos anunciaron la retirada definitiva del país, prevista para antes del mes de septiembre, no ha cesado en las últimas semanas, donde los talibanes han ido conquistando las distintas provincias afganas hasta que han logrado su objetivo final, conquistar la capital del país, Kabul.

Desde entonces, las distintas delegaciones de los países occidentales han empezado a evacuar a su personal diplomático, hecho que se ha acelerado debido al avance imparable de los islamistas radicales. Estados Unidos, que es el país extranjero con más presencia en Afganistán, anunció el envío de hasta 5.000 tropas para garantizar la evacuación de su población, a los que se sumarán otros 1.000 de última hora, debido a la creciente preocupación que reina en el ejecutivo norteamericano.

El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, ha asegurado que la evacuación de Kabul, "no se convertirá en un nuevo Saigón", en referencia a la caótica evacuación de la embajada americana durante la Guerra de Vietnam, algo que dista de las imágenes que se han podido apreciar en la tarde del domingo, donde los distintos helicópteros norteamericanos realizaban trayectos continuos entre sus distintos emplazamientos y el aeropuerto de la capital. A su vez, también se podían distinguir las columnas de humo que salían de esas ubicaciones americanas, que confirmaban la quema de material confidencial, que el Gobierno americano trata de evitar que caiga en manos talibanes.

El pasado mes, el propio presidente, Joe Biden, aseguró que los talibanes tardarían meses en llegar a conquistar la capital, algo que a la vista de los hechos distaba mucho de la realidad.

Miembros del gobierno de Biden comienzan a admitir errores de cálculo en el abandono del país asiático, y ya varios diputados del Congreso comienzan a demandar más información por parte de la administración estadounidense sobre cómo los servicios de inteligencia han podido analizar tan mal la situación en el terreno, o por qué los planes de evacuación del personal americano y sus aliados no habían sido diseñados con antelación.

Lo cierto es, que la mayoría de países que cuentan con representación en la capital afgana, han comenzado a enviar tropas de manera acelerada para tratar de evacuar a todo el personal en el menor tiempo posible. Así, España enviará este lunes dos aviones con 400 tropas a Dubai para tratar de garantizar la salida del país del personal de la embajada, los seis españoles de los que se tiene constancia que se encuentran en el país y de los traductores afganos que trabajaron con las tropas españolas desplegadas en Afganistán, así como sus familias.

Países como Gran Bretaña, Francia, Alemania o Emiratos Árabes han comenzado a movilizar a sus tropas para evacuar al distinto personal civil que se encuentre todavía en el país centro asiático.

La ONU se reúne este lunes

A petición de Estonia y Noruega, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se reunirá este lunes por la mañana en Nueva York para intentar buscar una solución y analizar la nueva situación política que se impone en el país afgano.

Rusia había mostrado su interés por reunir al principal órgano ejecutivo de la ONU. El director del Departamento para Asia del Ministerio de Exteriores, Zamir Kabulov, había confirmado a la agencia Sputnik que su Gobierno estaba "trabajando" en esta convocatoria y han asegurado que el personal de la embajada rusa continuará trabajando con normalidad siguiendo de cerca el desarrollo de la situación en el país.