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La Casa Blanca cumple 220 años: estos son algunos de los secretos que esconde

A pocos días de las elecciones estadounidenses, merece la pena detenerse en la historia de uno de los edificios más famosos del mundo

La Casa Blanca cumple 220 años: estos son algunos de los secretos que esconde

MICHAEL REYNOLDS / EFE

Millán Cámara

Redactor de COPE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 17:06

Uno de los lugares más importantes del mundo cumple nada menos que 220 años de uso este domingo. Se trata de la Casa Blanca, el hogar de la que posiblemente sea la persona más importante del mundo: el presidente de Estados Unidos. El 1 de noviembre de 1800, John Adams inauguró una residencia oficial que acapara muchísima atención estos días, con las elecciones ya al caer en la tierra de las oportunidades.

Edificios de tanta solera como el que nos ocupa protagonizan, de manera irremediable, muchas curiosidades y anécdotas. Y más al haber albergado entre sus muros a algunos de los políticos más importantes de la historia. Estos son algunos de los muchos secretos que esconde la Casa Blanca.

La Casa Blanca en sí

George Washington mandó que se construyese en 1792, pero es el único presidente estadounidense que no la ocupó. El encargado de poner la primera piedra de la obra fue un español: Pedro Casanave, de origen navarro.

El terreno donde se encuentra la Casa Blanca cuenta con más de 72.800 metros cuadrados (más de 5.000 si nos ceñimos sólo a la propiedad). Tiene seis pisos, 132 dormitorios, 35 baños, 28 chimeneas, siete ascensores y ocho escaleras. Se necesitan más de 2.100 litros de pintura blanca para pintar su fachada (que es de este color para que esté protegida ante las heladas) y obtuvo la denominación por la que todos le conocemos a partir de la presidencia de Theodore Roosevelt (1901-1909).

En sus instalaciones también hay una pista de tenis, una bolera, un cine, un salón de belleza, una consulta médica, una floristería, una piscina y un pequeño campo de golf. Allí se puede servir cena a 140 comensales y aperitivos para más de 1.000. Además, la Casa Blanca ha albergado hasta 18 bodas.

The White House after dawn

MICHAEL REYNOLDS / EFE

Fue la casa más grande de todo Estados Unidos hasta 1860 y cuenta con una réplica exacta en Irlanda, donde la Mini Casa Blanca también es la residencia oficial del presidente. Cuenta con un personal fijo de 13 personas y con más de 300 trabajadores externos.

El Ala Oeste, popularizada por series y películas, pudo haber sido demolida, ya que en un principio era una construcción temporal para albergar oficinas. Tiene tres pisos y varios niveles subterráneos. Allí se encuentran, por ejemplo, la oficina del presidente, el Despacho Oval, la Sala de Crisis (que tuvo que ser desratizada en 2017)... El Ala Este queda reservada para la Primera Dama y el teatro de la Casa Blanca, entre otras instalaciones menos políticas.

La vida en la Casa Blanca

En su momento, los Obama contaron que hay muchos lugares del edificio en los que el wifi no va demasiado bien. Al predecesor de Trump debía gustarle mucho tener la Casa Blanca a altas temperaturas, al menos en la Oficina Oval. También parece ser que cuando él y su familia empezaron a vivir allí, había manchas en las alfombras: las habían dejado los gatos de George W. Bush. Además, las hijas del expresidente Obama limpiaban todo lo que ensuciaban, por muchos asistentes con los que contasen.

A Bill Clinton le gustaba jugar al golf en el campo del recinto y salir a correr por los terrenos del mismo. Poco después de conocerse su affaire con Monica Lewinsky, el presidente apareció con varios puntos en la cabeza a la hora de desayunar: se había dado un pequeño golpe. Ya que hablamos de la primera comida del día, a la mujer de Clinton, Hillary, le encantaba prepararle el desayuno a su hija en la cocina propia de la zona reservada a la vivienda presidencial.

En cuanto a los Ford, su hija, Susan, celebró su baile de graduación en plena Casa Blanca en 1975 y Betty Ford, esposa de Gerald, se negó a dormir en una habitación separada a la de su marido, como era costumbre. En este sentido, se dice que hay un código que hace saber que no se puede molestar al presidente y a la Primera Dama: “Están discutiendo el problema bosnio”.

Ronald Reagan nunca llevaba dinero en efectivo cuando se encontraba en la Casa Blanca, al igual que George Bush padre. A Lyndon B. Johnson le gustaba recibir masajes nocturnos: como se quedaba dormido sobre su mesa, el servicio permanecía en vela toda la noche, ya que no podía retirarse hasta que el presidente se marchase a la cama.

La Casa Blanca cumple 220 años: estos son algunos de los secretos que esconde

MICHAEL REYNOLDS / EFE

Ha habido algunos presidentes aficionados a las mascotas exóticas, como Calvin Coolidge, que tuvo mapaches e hipopótamos pigmeos en plena Casa Blanca. Por las barandillas de las escaleras del edificio se han deslizado unos cuantos hijos de los presidentes y hay un trastero con antigüedades para disfrute, ahora mismo, de Donald Trump.

Así es la Casa Blanca que no vemos. Una localización con mucha historia a la que, al contrario de lo que podría pensarse, apenas cuesta mudarse: seis horas, gracias a la ayuda inestimable de los 100 trabajadores que participan en el traslado.

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