Ferraz exhibe como un triunfo su sangría el 13-F

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los eslóganes pasan, los relatos permanecen. Las altas expectativas venteadas desde Génova con las urnas en Castilla y León como una suerte de paseo triunfal han permitido al PSOE cimentar preventivamente una narrativa para estrechar el cerco sobre Pablo Casado. “Quedan destapadas con total crudeza las debilidades del proyecto nacional de Casado” o “el PP cambiará antes de líder que de sede”. Con cuñas de ese estilo ha buscado la cúpula socialista torpedear hábilmente la línea de flotación del jefe del principal partido de la Oposición.

Ferraz ha puesto todo su esmero en cincelar que quien ha sufrido más en esta carrera ha sido Pablo Casado, y no Pedro Sánchez. En términos globales, los socialistas se han dejado 125.000 papeletas y 7 escaños respecto a los 35 de 2019 hasta quedar en 28. Pero, más allá del retroceso de los números, y de perder la condición de primera fuerza política, han sido capaces de defender que los electores les han dejado en forma a nivel nacional para afrontar futuras contiendas. Así, subrayan la obtención del 30% de los votos en un feudo conservador como es Castilla y León. Traducción: Continúan fuertes. “Salimos enchufados”, pregonan sin rubor.

Visto en ABC

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