El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha recibido en Moncloa a 50 ciudadanos anónimos interesados en intercambiar opiniones con el presidente. De ellos, solo cinco han podido preguntar a Sánchez, que ha leído las respuestas directamente de un papel que tenía preparado. Entre los temas por los que han cuestionado al presidente, están el cambio climático, el feminismo, la obesidad y las pensiones y la situación de las trabajadoras del hogar.

Según fuentes de Moncloa, los ciudadanos habían sido elegidos entre las 250.000 personas que han remitido alguna carta al presidente durante los años de su mandato.

Subsidio para empleadas del hogar

El presidente del Gobierno ha aprovechado la coyuntura para confirmar que el Consejo de Ministros aprobará este martes 6 de septiembre el reconocimiento del subsidio al desempleo a las empleadas del hogar poniendo así "fin a un injusticia absolutamente inaceptable".

El jefe del Ejecutivo ha destacado que de esta forma el Gobierno reconocerá los derechos laboral y la dignidad laboral de estas trabajadoras y "asumirá como propio y hará realidad" la petición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tras ratificar en junio por unanimidad el convenio 189 de este organismo que obliga a reconocer el paro a este colectivo.

Sánchez se ha reivindicado como el presidente que quiere "gobernar para la gente" frente a la percepción "extendida" de que hay poderes "que no se presentan a las elecciones pero que deciden e influyen sobre la política y las leyes del Ejecutivo".

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Vivimos un contexto político y económico complejo. Y quiero ser muy claro: como país, tenemos razones para no caer en el miedo o el desánimo. Ni euforia ni catastrofismo, sino realismo y confianza plena en nuestras fortalezas para superar cualquier adversidad.#GobernamosContigopic.twitter.com/EnYHtJDmFU

— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) September 5, 2022

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Objetivo: reinventar a Sánchez para evitar su desgaste

“No le van a torcer el brazo al Presidente”. Es la máxima en La Moncloa y en Ferraz, con el miedo metido en el cuerpo ante un paisaje mucho más desolador del que públicamente admiten, ya que el futuro se vislumbra negro para sus intereses. La amenaza de un recrudecimiento de la crisis está sobre la mesa y en distintos ámbitos gubernamentales se dispara la inquietud. “Vienen meses complicados”, admiten puertas adentro.

Por ello, a la vista de que la economía va a ser el campo de batalla electoral, lo único que les queda – sostienen desde el equipo presidencial – es trabajar en el intento de reconquistar la confianza de la opinión pública. Un esfuerzo mayúsculo, toda vez muchos cuadros reconocen que “en las sedes”, es decir, en las federaciones donde habrá elecciones municipales y autonómicas el 28 de mayo, cunde el desánimo y existe miedo a perder poder territorial, lo que empieza a antojarse un hecho más que posible ante un inicio de curso marcado por una inflación desbocada y una crisis energética sin precedentes.