En el patio del Palacio de los Grandes Capitanes Generales se contenía la respiración cuando Felipe VI habló de democracia, derechos humanos, libertad y futuro y ofrecía el acompañamiento de España. Prueba necesaria en las históricas y complejas relaciones entre los dos países y este jueves superada sin romper ningún plato.

El Rey habló de pie justo delante de la estatua de Cristobal Colón. Al su lado, y a quien se dirige en primera persona, el presidente de la República Miguel Diaz Canel.

El momento histórico ocurre al inicio de la cena a cargo de los Reyes en la Vieja Habana. Los 150 invitados, españoles y cubanos, escuchan con atención, no se mueven casi ni los camareros. Y al final del discurso del Rey aplauden. También aplaude Diaz Canel quien interviene a continuación. Después la cena continúa y también las conversaciones en cada una de las mesas.

Entre los invitados se encuentran representantes del pujante sector privado de Cuba, los llamados cuentapropistas. Valoran lo escuchado pero el cambio avanza a ritmo cubano nos dicen.  Tras la cena el ambiente es distendido, tanto que la esposa de Diaz Canel Lis Cuesta invitaba a los Reyes a volver con sus hijas a Cuba.

Los empresarios españoles en Cuba consideran "un golpe de optimismo" la visita del rey Felipe VI, con quien también se reunieron para transmitirle sus inquietudes, desde la deuda que arrastra con ellos el Gobierno cubano hasta los perjuicios por el endurecimiento del embargo de EE.UU. "Todos le dijimos que agradecemos mucho que haya venido a Cuba en medio de dificultades", explicó a Efe el presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, Xulio Fontecha.