Este viernes la Guardia Civil ha desarticulado en Sevilla una importante organización dedicada al tráfico internacional de hachís. En la operación, bautizada como 'Reñidero', han sido detenidas 10 personas y se ha encontrado un importante criadero de gallos. El vínculo entre la droga y los gallos de pelea es más habitual de lo que pensamos.

Las apuestas de gallos en España están prohibidas. Son las CCAA las que regulan su práctica y en los últimos años todas han ido dando pasos para no permitirlas. De hecho, están perseguidas penalmente. Sin embargo, lo que no está prohibido es su cría y Andalucía es una de las autonomías en la que hay más granjas de gallos de pelea. Esta cría va destinada a la exportación a países donde las peleas aún se permiten. La mayoría en Latinoamérica. Es un negocio rentable. Algunos ejemplares en el mercado -los llamados 'gallos de bravura'- pueden llegar a alcanzar los mil euros.

La prohibición no evita las peleas de gallos clandestinas por toda España en las que las apuestas pueden oscilar entre los 50 euros y los 1.500. Están asociadas además a entornos de marginalidad. Es aquí donde entra la ecuación de la droga. Como fuentes de la Guardia Civil cuentan a COPE 'lo prohibido se atrae' y esta operación contra el hachís en Sevilla no es un caso aislado. En los últimos años tanto la benemérita como la policía nacional han desarticulado varias organizaciones dedicadas al tráfico de drogas en las que también encontraban gallos de pelea. Aquí la droga encuentra un doble uso: de suministro a los animales para 'mejorar su rendimiento' o para dar salida en las apuestas el dinero logrado con ella.