En el PP no salen de su asombro ante la capacidad del Gobierno de enfangarlo todo, de esparcir la tinta del calamar para ocultar cualquier crítica a su “nefasta gestión de la crisis”. Para los populares, la acción del Gobierno se resume en pocas palabras: “Mentira, crispación y rectificación”... Rectificación casi diaria de sus propias disposiciones o de sus declaraciones.

Ayer mismo la ministra María Jesús Montero tuvo que corregir a su propio compañero de Gabinete, Alberto Garzón, quien, en una entrevista, aseguró que en las Fuerzas de Seguridad había “elementos reaccionarios que asumen como propio el discurso que invita al golpe de Estado”. La portavoz del Ejecutivo, defendió, sin embargo, “el rigor y la profesionalidad” de la Guardia Civil. El PP ha pedido ya la comparecencia de Garzón en el Congreso para que dé explicaciones, y su vicesecretaria de Políticas Sociales, Cuca Gamarra, aseguraba que “los elementos reaccionarios están en el Gobierno”.

Pero en Génova consideran que las palabras de Garzón no fueron algo aislado. Entran dentro de una estrategia que busca acusar de golpismo a todo el que se oponga a la acción del Ejecutivo: lo mismo da Vox, que el PP, que la Guardia Civil, o que la Policía Nacional. Es lo que Cayetana Álvarez de Toledo ha calificado como una “estrategia nauseabunda” que hay que combatir y desmentir.

Pero en el PP saben y lamentan que esto no va a parar, que continuarán acusando a todos, de todo, incluso a costa, apuntan, de socavar las instituciones y la democracia.