La sombra de la variante delta de la Covid-19 es alargada. Muy alargada. La vertiginosa expansión de esta cepa amenaza con ralentizar la incipiente recuperación de la economía. El impacto puede ser doloroso. Y las Bolsas se han teñido de rojo. Han sufrido todos los valores el mercado, en especial lógicamente las empresas relacionadas con el turismo y los viajes debido al previsible aumento de las restricciones al movimiento de personas en numerosos países. De momento, Francia ha recomendado a sus ciudadanos que no visiten ni España ni Portugal ante el rápido crecimiento de la nueva cepa. Es más contagiosa y más transmisible, provoca una reacción más grave en las personas infectadas y podría eludir las vacunas actualmente existentes. Toda una bomba de relojería. Puede convertirse de hecho en la mayor amenaza para la economía mundial.

También en el mercado de materias primas se ha dejado notar el temor una pérdida de impulso de la recuperación económica por la variante delta del coronavirus. En las últimas horas el petróleo ha corregido con fuerza tras las intensas subidas de las últimas semanas. El crudo del Mar del Norte cotiza esta tarde a a 73 dólares. Hace pocas horas llegó a tocar los 78 impulsado por la falta de acuerdo en la OPEP. Pero, pese a todo, parece que los inversores todavía confían en que los países productores integrados en la OPEP y sus socios alcancen un acuerdo para aumentar sus exportaciones.

El índice Ibex 35 ha cerrado en 8.650 puntos con una pérdida del 2,3 por ciento. Es su nivel más bajo desde el pasado mes de abril y es una de sus mayores caídas del año. La tercera más abultada del año, concretamente. Entre los grandes títulos del parqué hoy solo han subido un par de ellos, a saber Solaria y PharmaMar. El resto ha hecho agua con mayor o menor intensidad.

El dinero que sale de la Bolsa busca refugio en el mercado de bonos, lo que hace subir los precios y bajar las rentabilidades. El rendimiento del bono de Estados Unidos a diez años baja hasta el 1,27 por ciento. Este año ha llegado a superar con holgura el 1,70 por ciento. Las obligaciones españolas al mismo plazo ofrecen una rentabilidad del 0,32 por ciento.

El Banco Central Europeo ha revisado hoy su estrategia. Ha modificado su actual objetivo de inflación “por debajo, pero cerca, del 2 por ciento” y lo ha reconvertido en un objetivo flexible de “alrededor” del 2 por ciento. Es un matiz pequeño pero muy importante, ya que implica que la autoridad monetaria europea no tomará medidas automáticamente en caso de que supere temporalmente esa cifra.

Los analistas de Citi esperan que las Bolsas mundiales, medidas a través del índice MSCI, suban muy ligeramente a un año vista. Creen que el crecimiento de los beneficios se irá reduciendo progresivamente, al tiempo que los grandes bancos centrales comenzarán a retirar pronto sus medidas de estímulo económico. Pero en el corto plazo Citi espera subidas de las Bolsas en la segunda mitad de año en curso, por lo que aconseja aprovechar las caídas en los precios para comprar acciones. Apuesta especialmente por valores cíclicos tradicionales y por las tecnologías de la información. Por el contrario, aconseja infraponderar los valores defensivos.

Por su parte el banco británico Barclays considera que las acciones de las entidades financieras siguen siendo una buena oportunidad. Cree que todavía están baratas, a pesar de que han subido mucho y muy deprisa en los últimos meses. Esperan una mejora de los resultados de los bancos. Apuestan en concreto por Lloyds, Intesa y Santander. Precisamente la semana que viene comienza una nueva temporada de presentación de resultados empresariales. Serán buenos porque comparan con el segundo trimestre del año pasado en el que la economía mundial estuvo prácticamente paralizada.