Nueva etapa en Unidas Podemos. Después de siete años de liderazgo férreo de Pablo Iglesias como secretario general, Ione Belarra será la encargada de dirigir el timón de la formación morada. La nueva líder, que representaba la candidatura oficialista ‘Crecer’, arrasó en unas primarias con poca historia que contar. No hubo sorpresas, ni oposición real con las otras dos candidaturas. Con cerca del 90 por ciento de los votos se alzó Belarra con la victoria, en la participación más baja de la historia del partido.

La cuarta Asamblea Ciudadana presentó una imagen pobre, marcada por la pandemia, muy lejos de los llenos absolutos en los tiempos de Vistalegre. El auditorio Paco de Lucía, al aire libre y situado en el municipio madrileño de Alcorcón, acogió a los simpatizantes de Podemos ––unos 500 el primer día y cerca del millar el segundo–– para la puesta de largo del nuevo liderazgo en la formación morada. El resultado era ya conocido por todos incluso antes de presentarse de forma oficial, apenas hubo oposición y el apoyo a la candidatura de Belarra fue arrolladora desde el primer momento.

Otro de los que se presentaba, el ya célebre militante crítico Fernando Barredo, denunció, precisamente, un proceso de caciquismo dentro del partido y que estaban lejos de la democracia interna que quiere vender la formación. Su intervención durante las primarias fue abucheada de forma de constante, solo había ojos y elogios para la sucesora elegida por Pablo Iglesias y los ‘cocos’ de Podemos.

De hecho, ahí reside la fuerza de esta nueva etapa. Prácticamente todos los líderes principales morados van a revalidar sus cargos con la ministra de Derechos Sociales. Una combinación a caballo entre el continuismo y la renovación. Lo que sí que está claro es que Belarra va a apostar por un liderazgo compartido, sin asumir ella todo el control, descargando responsabilidades entre el núcleo duro. Una de las medidas es dotar de mayor protagonismo a la ministra cuarta del Gobierno, Yolanda Díaz.

Belarra construirá una nueva estructura de bicefalia en la que combinará el liderazgo con la vicepresidenta Díaz, esta al frente de Unidas Podemos en el Ejecutivo. La intención es reforzar también el espacio confederal bajo el pretexto de que Díaz sea la próxima candidata a las elecciones generales y flanquear así a la ministra. Este era uno de los puntos que el partido consideró necesario reformar para evitar, como ocurrió con Iglesias, que el peso del poder recayera en una sola persona.

Por otro lado, la feminización del partido. Una formación representada principalmente por mujeres. Además de Belarra y Díaz está también la ministra de Igualdad, Irene Montero o Isa Serra. Estas dos últimas han mostrado un sólido apoyo a la ministra de Derechos Sociales.

Se quiere mantener el legado de Iglesias, sin olvidar de dónde proviene el partido. El nuevo proyecto pretende abrir Podemos a la sociedad civil, manteniendo los vínculos con el activismo social que tantos beneficios le dio en el pasado. Esa intención pasa por reforzar al partido en los distintos territorios autonómicos desde una visión plurinacional, una de las marcas principales de la formación morada. Y crecer también, como apela el lema de su campaña, tanto en votos como en militancia.

“Me voy a dejar la piel para llevar este proyecto lo más lejos posible”, ha dicho Belarra tras ser elegida nueva secretaria general del partido. Un Podemos hasta hace unos días domeñado por Iglesias que ahora abre las puertas a una nueva era con un poder más repartido. La formación morada pretende ser primera fuerza progresista en

España, recuperar el terreno perdido, así como su influencia en la calle, y lograr que la militancia se vuelque con la actual líder.