Los sondeos han cortado la respiración a los socialistas, Pedro Sánchez y sus gurús en La Moncloa vienen marcando distancias con la campaña electoral de Madrid para evitar verse salpicados por la previsible debacle, y el músculo demostrado por Más Madrid restringe todavía más el oxígeno.

Sánchez y sus gurús en La Moncloa vienen marcando distancias con la campaña electoral de Madrid para evitar verse salpicados

A achicar el boquete abierto ante la caída en picado de las expectativas ha ido destinada la sobreactuación con las amenazas recibidas por miembros del Gobierno y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. De todas las maniobras realizadas con la mirada puesta en el 4-M, la publicidad otorgada a las cartas con balas, además de la misiva con una navaja, con manchas de tinta roja y no de sangre, destinada a la titular de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, alcanzaba cotas disparatadas al llegar a achacar a Vox la enajenación de un enfermo mental.

De igual manera, la pugna partidista ha sido escenificada con trazo grueso desde La Moncloa, con el uso de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes para alentar un “cordón político y sanitario” contra Vox con el propósito final de dejar en evidencia un posible pacto postelectoral de Isabel Díaz Ayuso, también destinataria de un envío postal con balas. De esa amenaza tuvo conocimiento minutos antes de ser entrevistada enEl Cascabel de Trece y la presidenta de la Comunidad de Madrid afrontó la situación “con serenidad” y restando importancia.

Instalado en el escapismo el jefe del Ejecutivo, su entorno aliñaba el escenario con el apremio a abrir un debate tras las autonómicas sobre la presencia en la vida pública de Vox. A todas luces, ruido llamado a perderse en la polvareda electoral. Más aún cuando Sánchez ha tirado del espantajo de la “ultraderecha” según ha convenido a sus intereses. En las generales de abril de 2019, elecciones repetidas en noviembre de ese año, el presidente del Gobierno defendió la presencia de Santiago Abascal en los debates, a pesar de carecer sus siglas de representación en las Cortes.

Sánchez ha tirado del espantajo de la “ultraderecha” según ha convenido a sus intereses

LA OBSESIÓN DE IGLESIAS POR NO QUEDAR POR DETRÁS DE VOX

El cambio de parámetros dejaba campo libre a la tensión electoral.... Tan a la desesperada como los socialistas aparece Pablo Iglesias, cómodo con el polarizado marco de la campaña, lanzado al ataque contra la Casa Real reprochando su falta de condena de lo que él denomina “violencia fascista”. En la sala de máquinas socialista descontaron que el candidato morado buscaría tensar al máximo la recta final de la contienda y lo han atribuido a la obsesión de Iglesias por evitar quedar el último en las urnas, precisamente por detrás de Vox.

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