(Actualiza la NA5115 con más datos)

La Generalitat tiene previsto iniciar en verano del año próximo las obras para retirar el monumento franquista del río Ebro en Tortosa (Tarragona), el mayor vestigio de la dictadura en Cataluña, inaugurado en 1966 para conmemorar la victoria nacional en la Batalla del Ebro.

En rueda de prensa desde Tortosa, coincidiendo con el 45º aniversario de la muerte del dictador, el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, y la consellera de Justicia, Ester Capella, han anunciado este viernes que se han iniciado ya los trámites para retirar el monolito franquista, lo que se estima costará 200.000 euros.

En el pedestal sobre el que se erige el monumento -los restos de un antiguo puente que los republicanos volaron en su retirada-, no está previsto levantar ninguna obra, aunque un grupo de trabajo estudiará las fórmulas para dejar constancia de que en ese lugar estuvo en pie durante más de medio siglo un monolito franquista.

Inaugurado en 1966 por el propio Franco en homenaje a los nacionales caídos en la Batalla del Ebro, el monolito de Tortosa ha sobrevivido a más de cuatro décadas de democracia entre sucesivos intentos de desmantelarlo o reformarlo, que hasta dieron pie a una consulta ciudadana en 2016.

A los diez años de la muerte del dictador se alzaron las primeras voces que reclamaban derribar el monolito, pero el monumento ha resistido en pie a mociones y debates parlamentarios, relevos políticos en el Gobierno, la Generalitat y el ayuntamiento y a leyes de Memoria Histórica.

Un baño de multitudes, según el relato del NODO, se dio el dictador cuando, en 1966, viajó a Tortosa para inaugurar el monumento, un conjunto escultórico de 45 metros de altura que Franco levantó en el lecho del río Ebro sobre los restos del puente de la Virgen de la Cinta, que los republicanos habían volado en su retirada para dificultar el avance de las tropas franquistas.

El monumento, que se enmarcaba en la campaña "25 años de paz" impulsada por el Movimiento, pretendía rendir homenaje a los combatientes del bando rebelde caídos en la Batalla del Ebro, la más larga y una de las más cruentas de la Guerra Civil que en 1938 selló la derrota de la República.

No en vano la obra, auspiciada por quien fuera gobernador civil de Tarragona Rafael Fernández Martínez y creada por el escultor Lluís Saumells, incluye una cruz orientada hacia las sierras de Pàndols y Cavalls, escenario de los combates más feroces de la batalla, donde las tropas republicanas resistieron durante meses los embates del ejército rebelde.

El monolito, que costó 4 millones de las antiguas pesetas, fue inicialmente bautizado como "Monumento en honor al glorioso ejército vencedor de la Batalla del Ebro" y se presentó como un tributo al "heroísmo de aquella gesta de la Cruzada de la Liberación".

El 13 de noviembre de 1964 finalizaron las obras del monolito, que se inauguraría oficialmente dos años más tarde. Desde entonces, el monumento, de 45 metros y formado por dos pirámides de hierro de distinto tamaño, ha dominado el paisaje del Ebro desde ambas orillas del río en Tortosa y sus aledaños.

El conjunto incluye una cruz de Santiago, además de la orientada a las sierras escenario de la Batalla, y un águila con las alas abiertas, símbolo del Imperio Hispano, todo ello coronado por la estatua de bronce de un soldado que levanta con un brazo en alto una figura con forma de estrella.

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Decorado con incrustaciones de metralla -como los fragmentos que la Batalla del Ebro dejó sembrados a millares en las sierras donde se libraron las contiendas-, el monolito se ilumina de noche gracias a los vitrales de su interior.