El propósito de Pedro Sánchez era articular un acuerdo rápido con Podemos, dotado de seguridad jurídica, para reformar la ley del “Solo Sí es Sí”. El paso de los días desbarató ese escenario. La “obcecación de Irene Montero con salvar la cara”, según interpretación entre los muros de La Moncloa, ha tenido un peso determinante en su balanza frente al clamor social después de al menos 406 rebajas de penas a agresores sexuales. El contador ahoga.

El salto cualitativo en ese convencimiento llegó este domingo con el acto organizado por los morados para encumbrar a Irene Montero y Ione Belarra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en defensa de su proyecto estrella bajo el lema: “¿Consentiste o no? Sólo Sí es Sí”. La maniobra del evento sólo ha servido a soliviantar al PSOE. Hasta el punto de que dirigentes se han planteado la utilidad de Podemos en este final de la Legislatura y así lo han trasladado en privado. El “ánimo beligerante” atribuido a los podemitas únicamente puede empeorar el clima en el seno del Consejo de Ministros. “Tensión estratégica” la denominan.

Rodeada de los suyos, la titular de Igualdad desbrozaba su guión sin giro alguno, vendiendo la posibilidad de tocar la norma para endurecer condenas, pero sin dejar de presentar en peligro el consentimiento. El equipo de la ministra ha ido sosteniendo machaconamente que “ya han cedido por encima de sus posibilidades” y reniegan de la salida de Justicia: Imponer penas más altas a futuro, similares a las existentes antes de la entrada en vigor del “Solo Sí es Sí”, cuando concurra violencia o intimidación. Pero Montero entiende que eso desvirtúa su ley.

Hasta ahora, los socialistas han buscado minimizar los choques, conscientes de que proyectar la unidad de las izquierdas es un aliciente para la movilización del elector progresista. Además, si Sánchez reedita mandato será con la fórmula de la coalición. Aunque prevalezca la idea de aguantar, el ala del PSOE eleva el tono fuera de focos y censura que, ante la alarma instalada en la calle, Podemos “se mire el ombligo”, en lugar de demostrar alturas de mira. Eso sí, la intención última de Pedro Sánchez también es pasar página del coste de su mala gestión, sinrealizar ante la opinión pública la autocrítica de por qué ha llegado a esta situación.

El bloqueo en la negociación lo ha invadido todo y amenaza con alcanzar el punto de que la decisión de los cambios y su calado quede irremediablemente en manos del Presidente. Ha sido decisión suya conceder a Podemos una nueva prórroga al margen para el entendimiento a este lunes o, incluso, hasta el martes de la mañana. La proposición de ley por registrar debe ser calificada por la Mesa del Congreso (se reúne a las 10h00) para que entre en el orden del día del Pleno de la semana siguiente y arranque su tramitación parlamentaria urgente y así lograr la luz verde definitiva al cabo de un mes, día arriba, día abajo.