El vicepresidente segundo y ministro de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, formará parte de la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, el organismo que supervisa y regula los trabajos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). La comisión de la que formará parte el líder de Podemos no entra en el día a día del CNI pero genera inquietud y recelo en socios imprescindibles de nuestro servicio secreto.

“Es algo que me ha pedido el presidente del Gobierno. Y por lo tanto me corresponde estar y asumir esa responsabilidad que, por otra parte, creo que es de normalidad democrática”. Con esta intervención en Los Desayunos de TVE el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, ha verbalizado públicamente la decisión de Pedro Sánchez de incluirlo, previa modificación de la Ley Reguladora del Centro Nacional de Inteligencia de 2002, como un integrante más de la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia.

El control sobre los servicios de información fue una de las primeras exigencias que el líder de Podemos puso sobre la mesa para acceder a un acuerdo de Gobierno con el PSOE. Sin embargo fuentes de la seguridad al tanto de las decisiones de Moncloa afirman que todo indica que ha sido “un gesto de confianza de Sánchez” ante la “lealtad y confianza” que manifiesta hasta ahora el vicepresidente segundo en su trabajo diario. Iglesias se sumará así a cuatro ministros del Gobierno, un secretario de estado y la propia directora del CNI que conforman este foro excepcional bajo la presidencia de la vicepresidenta primera Calvo.

Se cumple además en las formas, nos dicen fuentes al tanto de la decisión de Moncloa, con una de las máximas de este gobierno: Podemos informa sobre las cosas de Podemos en el Ejecutivo. No ha sido casualidad. Se decidió que fuera el propio vicepresidente Iglesias quien lo hiciera público en la televisión pública.

Medios al tanto de los servicios de inteligencia consultados por COPE dan una de cal y otra de arena a la hora de valorar este nombramiento: la comisión delegada de la que formará parte Iglesias, tras una reforma del decreto que la regula, no entra en asuntos tácticos ni operativos puntuales de nuestros agentes. No tiene acceso a la operativa pura y dura del CNI. Marca las grandes lineas de trabajo, controla su cumplimiento y coordina las relaciones con otros servicios de información policiales.

Eso no quita para que un perfil como el de Iglesias, según nos cuentan medios al tanto del trabajo de nuestros servicios secretos, siembre inquietud y hasta desconfianza en foros de inteligencia o en socios muy próximos y necesarios, como Estados Unidos o la OTAN en general, Marruecos o Israel. Las relaciones de simpatía y proximidad de Iglesias con regímenes como el venezolano o el iraní son una pésima carta de presentación ante muchos de esos otros servicios con los que ha de colaborar España en temas clave para el Estado como inmigración, terrorismo, ciberseguridad o relaciones geopolíticas al más alto nivel. Siempre puede existir el temor a lo que es la peor amenaza en términos de inteligencia: la filtración de un asunto o una estrategia de calado.

Las mismas fuentes ya citadas, al tanto del movimiento de Moncloa, advierten a COPE que con este paso, “se quiere implicar mas al líder podemita en la maquinaria del Estado. En lo bueno y en lo menos bueno”. Esto, dicen, le obliga a más lealtad, cautela, reserva y discreción. Otras fuentes en al ámbito de la inteligencia aseguran que “simplemente se ha dado cumplimiento a lo que estaba pactado”.

“Nadie va a negar los prejuicios que existen sobre el personaje”, dicen a COPE medios que conocen su trabajo y su día a día. Eso sí, la desconfianza que genera en los ámbitos de la inteligencia no tienen por ahora traducción en el ámbito diplomático más abierto. Desde la embajada de Estados Unidos en España se limitan a responder a COPE: “No hay mensaje en asuntos de Inteligencia”.