La de Alfonso Alonso era, desde hace tiempo, la crónica de una muerte política anunciada y más desde que, el pasado viernes, decidiera plantar a la dirección del partido que le convocó en Génova para analizar el acuerdo al que habían llegado con Ciudadanos. El todavía candidato protestaba así por el ninguneo que, a su juicio, había sufrido en esas negociaciones. La dirección se indignó y planteó un ultimátum a Alonso: o tragaba con el texto que habían pactado con Cs, o se iba. No le iban a aguantar ni un pulso más. Pero el líder del PP vasco resistió, y convocó para hoy lunes una Junta Directiva Regional que iba a analizar ese documento.

Génova citaba de nuevo a Alonso ayer domingo para hablar. El candidato se reunió en la sede del partido en Madrid con el número dos, Teodoro García Egea; y con el vicesecretario de Politica Territorial, Antonio González Terol. Fuentes del PP vasco aseguran que en esa conversación, los dirigentes nacionales le comunicaron que las listas y la campaña se harían desde Génova, y le dieron ya una serie de nombres que iban a integrar esa candidatura. Alonso rechazó que el partido a nivel regional no pudiera participar, pero pidió tiempo para pensarlo. Horas después, Pablo Casado le llamaba para comunicarle que no iba a ser el candidato.

La dirección nacional justificaba este paso porque estaban “en una deriva que no era ya satisfactoria para nadie”, pero tiraban de buenas palabras en esa despedida, elogiando la figura de Alonso y asegurando que se producía de mutuo acuerdo, algo que negaba de plano la dirección regional, que decía abiertamente que le habían echado.

El Comité Electoral nacional del PP ratificará hoy el nombramiento de Carlos Iturgaiz como candidato a las elecciones. García Egea subrayaba su generosidad, y el haberse mostrado siempre dispuesto a ayudar a su partido. Mensaje entre líneas sin nombrarlo hacia Alonso, del que han criticado en las últimas horas su personalismo.

Génova intentaba así apagar el incendio con un histórico del partido, que dio la cara en los momentos más duros, y con un dirigente que, en el pasado congreso nacional, apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, en las pasadas elecciones europeas el PP le colocó en el puesto número veinte de la candidatura, lo que le llevó a mostrarse públicamente “triste y decepcionado” y a criticar que Casado no hubiera valorado el trabajo que había hecho “en defensa de la unidad de España y de las víctimas”.

A él le toca ahora hacer frente a un partido todavía más dividido que de costumbre, desmotivado ante lo sucedido en los últimos días y atónito ante lo que han vivido, a poco más de un mes para las elecciones.

El todavía presidente del PP vasco tiene previsto dar hoy su versión de los hechos ante esa Junta Directiva regional de su formación que se prevé como poco, explosiva. Un dirigente del partido resumía la situación con una frase: “con este cocktail, ¿qué puede salir mal el próximo cinco de abril?”