Raúl Bobé

Cuando un menor no acompañado llega a un país necesita adaptarse hasta ser uno más, algo que con la situación de crisis sanitaria actual se ha dificultado y por lo que en Navarra una asociación ha creado un proyecto de intercambio de cartas para ayudarles a "conectar" con su nueva comunidad.

La coordinadora de la Asociación SEI-Servicio Socioecuativo Intercultural, Maite Ziganda, explica a Efe que esta idea surgió a raíz de que les contactasen "muchas personas interesadas por ayudar" durante el estado de alarma, a las que les sugirieron que escribiesen una carta y la enviasen a la asociación, pues ellos se la harían llegar a un menor.

Ziganda explica que los adolescentes, de entre 12 y 17 años, se encuentran en diferentes situaciones: algunos viven juntos en una misma casa y otros comparten un piso con otra familia pero todos comparten un mismo sentimiento: miedo, pues se sienten "perdidos y en un entorno diferente para ellos".

También les abruma la incertidumbre que rodea a la situación actual y "qué es lo que va a pasar ahora" con ellos, que habían abandonado su país en busca de una vida mejor, pero, sobre todo, qué va a ocurrir con la familia que dejaron atrás ahora que el virus ha llegado allí, pues "lo que escuchan no es lo más positivo", cuenta Ziganda.

Es por eso que el proyecto de intercambio de cartas sería como un símbolo esperanzador para estos jóvenes, que les permitiría "conectar" con su nuevo hogar y sentir "que siguen siendo personas importantes en esta comunidad, que se les quiere, que se les tiene en cuenta", relata Ziganda.

Se trata de mandar una carta por correo electrónico "dirigida a ellos", en la que cada persona podría contar "lo que le surja", desde "contarle su experiencia en el confinamiento hasta preguntarle cualquier cosa" o hacer un dibujo, entre otros, y los compañeros de SEI le harán llegar la carta a un niño.

En definitiva, "todo lo que sean mensajes en positivo" que ayuden a "compartir ese shock, esas dificultades" que afrontan y a hablar con otras personas que les permitan "soñar más allá del virus", relata apenada Ziganda, que siente que la sociedad "se ha olvidado un poco de la red social que seguimos al pie del cañón".

Veinte años, en concreto, son los que lleva la Asociación SEI acogiendo a adolescentes que acaban de venir a Navarra. Primero empezaron en Pamplona para después extenderse al resto de la Comunidad Foral y para muchos de los jóvenes no es una simple asociación, sino "el lugar donde empezar una nueva vida".

Así lo define Ziganda, que añade que los voluntarios del SEI trabajan para que sea "un espacio seguro para que los menores 'se sientan como en casa', para 'empezar a pertenecer' y desde donde 'coger fuerza' para salir afuera y ser un ciudadano más.

Durante el confinamiento la asociación ha sabido adaptarse a los cambios y se ha "reinventado" para estar en contacto con los jóvenes y "saber qué tal están" a través de Instagram, foros, chats y diversas "herramientas para seguir con los grupos sociales y el voluntariado".

En palabras de Ziganda: un "chute de energía social" que todavía podría acrecentarse más al recibir una carta.EFE