Este domingo se cumple una semana desde que el pasado 20 de septiembre alrededor de las 15:10, hora insular en La Palma, entrara en erupción del volcán Cumbre Vieja. La isla llevaba días registrando miles de seísmos que la habían elevado hasta 15 centímetros y habían puesto en sobreaviso a cuatro municipios. La erupción arrancó en una zona escarpada de pinares conocida como Cabeza Vieja, en el municipio El Paso.

Una semana después el balance que deja el volcán es de 461 edificios arrasados, en torno a 6.000 desalojados, 212 hectáreas cubiertas por la lava y 19 kilómetros de carretera. Se calcula que desde el pasado domingo, el volcán ha expulsado más de 25 millones de metros cúbicos de lava que se va solidificando en su avance, formando paredes de varios metros de alto. El 40% de las 212 hectáreas calcinadas por la lava corresponden a superficies agrarias, plátanos en su mayoría. Las pérdidas se estiman superiores a los 10 millones de euros y los terrenos tardarán años en volver a ser cultivables.

La última noticia de este sábado es la rotura del cono del volcán, que deja una colada que va en dirección hacia el mar, minutos después de que el Involcan anunciara que se había abierto un nuevo foco de emisión. En un primer momento esta nueva colada se ha calificado como enorme y avanzaba a unos 250 metros por horas, pero a primera hora de la noche ha ralentizado su velocidad, según ha informado el Gobierno de Canarias. Además se ha comunicado que esta nueva colada discurre por encima de la anterior. La lava se encuentra a unos 2.100 metros de la costa y se sigue dudando que vaya a llegar al mar.

En las últimas 24 horas se ha vuelto a generar cierto nerviosismo ante los nuevos ríos de lava y esta rotura, por ello, desde el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca) han hecho un llamamiento a la tranquilidad de la opinión pública, ya que, que aunque el volcán ha cobrado más energía desde el mediodía del viernes "se trata de una típica erupción estromboliana canaria".

Según la última información de 112 Canarias, actualmente en el cráter hay tres puntos de emisión simultáneos y los dos que aparecieron este viernes se han fundido en uno único de emisión.

Uno de los aspectos que más preocupa es la nube de cenizas que afecta a prácticamente toda la isla y que ha obligado a suspender la actividad aérea. El aeropuerto se encuentra cubierto de ceniza y multitud de operarios están intentando limpiar los más de 250.000 metros cuadrados. El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, ha hecho un llamamiento a la población que vaya a manipular cenizas para que utilicen mascarillas FFP2 y gafas.

El grado de solidaridad es máximo. Una gran cantidad de voluntarios se encuentran organizando toda la ayuda que llega a la isla y entre ellos podemos encontrar incluso a personas que han perdido sus casas o que están desalojadas y que están prestando ayuda a los que se encuentran en su misma situación. Actualmente se está pidiendo que no se envíe más ropa o alimentos, sino que ahora se prefieren ingresos a través de una cuenta oficial o una ONG.

La otra cara es la de los que acuden a La Palma para ver el volcán, que acceden por vía marítima. Se está pidiendo que no se realicen estos desplazamientos, ya que podrían ocupar viviendas de uso vacacional que podrían servir para futuros desalojos.

Este domingo tendrá lugar una nueva reunión del comité científico y el comité director, presidido por su director y consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez. Lo que nadie sabe por ahora es cuando va a terminar la erupción de Cumbre Vieja.