El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha exigido este martes "máxima lealtad" a JxCat, a la que ha afeado que no cumpla con el acuerdo al que supuestamente llegaron para proponer sólo a miembros del Govern en su delegación en la mesa de diálogo: "No es una cuestión de nombres, sino de confianza".

Así lo ha señalado en una comparecencia excepcional en la Galería Gótica del Palau de la Generalitat, tras la reunión semanal del Govern, la más tensa desde su investidura del pasado mayo, y en medio de una crisis desatada por la decisión de JxCat de incluir en la mesa de diálogo con el Estado a nombres como Jordi Sànchez y Jordi Turull, dos de los presos indultados del "próces".

"En este proceso de negociación con el Estado, que será extremadamente complejo, pido la máxima lealtad a todos. No es la lealtad a una persona de un partido, sino a la presidencia de la Generalitat como máxima institución del Govern de Cataluña y del autogobierno de nuestro país", ha señalado Aragonès.

El president ha remarcado que el veto de ERC a Sànchez, Turull o a la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, no responde a "personas concretas", sino al acuerdo al que supuestamente habrían llegado ambas formaciones independentistas para designar exclusivamente a miembros del Govern para abordar con el Gobierno de Pedro Sánchez el conflicto catalán.

"Es cuestión de confianza con los acuerdos que son claros", ha insistido Aragonès, quien ha recalcado que "el pacto decía que, con independencia de cuales fueran las posiciones sobre la mesa, se trabajaría con la máxima lealtad y rigor".

"Estoy en condiciones de plantear que eso sea así", ha apostillado.

También ha criticado que JxCat haya hecho públicos a través de los medios de comunicación los nombres propuestos antes de que éstos fueran ratificados en el Consell Executiu, lo que, a su juicio, "no es aceptable" porque se aleja de "los consensos".

Según fuentes de ERC, desde el pasado julio los republicanos han mantenido contactos con el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, y el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, con quienes habrían acordado que la delegación catalana para la mesa de diálogo estaría formada sólo por miembros del ejecutivo para dotar de "legitimidad" la negociación.