Nadie en el PSOE cuestiona a Pedro Sánchez, pese al vértigo en un sector del partido por negociar con el prófugo Carles Puigdemont y la dificultad de sacar adelante la legislatura. El núcleo duro del presidente admite que la gobernabilidad viene con muchas curvas. Tampoco ponen en duda sus decisiones para amarrar una investidura. Quienes se replegaron pensando en revolverse el día después a las urnas, guardan un elocuente silencio. Dirigentes principalmente territoriales acreditan su inquietud por una dependencia del expresidente catalán a sumar al bloque en La Moncloa.

"Es el peor de los escenarios", admiten algunos ante una legislatura que, de arrancar, prevén realmente cuesta arriba, plagada de obstáculos, según reconoce el propio alto mando socialista, que, sin embargo, da ya por hecho que los independentistas impedirán la repetición electoral. Incluso quieren ver un avance en un frente común de Junts y Esquerra para negociar. Con los ánimos por las nubes, Sánchez va a disfrutar de tres semanas de vacaciones en La Mareta, aunque avisa a su círculo que mantendrá el teléfono encendido.

Sectores que ejemplifica Nicolás Redondo. El exlíder socialista en el País Vasco rechaza que Carles Puigdemont se convierta en el "árbitro de la política española" tras los resultados del 23J apostando por un acuerdo entre PP y PSOE para que la gobernabilidad no dependa "de un fugado de la Justicia". "No hay democracia sólida que se respete si cualquier Gobierno se apoya en un grupo parlamentario dirigido desde un país extranjero", ha apostillado este miércoles durante su intervención en un acto organizado por el colectivo Fernando de los Ríos.

Pendientes del voto exterior

El PSOE considera que las exigencias de Junts para apoyar una investidura del líder socialista son solo un punto de partida y un mensaje hacia el interior de su propia formación, según indican fuentes de la cúpula socialista, que se muestran convencidas de que lograrán la mayoría para formar un Gobierno progresista. En todo caso se muestran convencidos de que no se va a producir una repetición de elecciones generales, que habrá una mayoría de progreso y, por tanto, que conseguirán llegar a un acuerdo con todos los partidos necesarios.

Además, ven poco factible que Junts entre en una dinámica de enfrentamiento con el PSOE y muy complicado que actúen en contra de un gobierno progresista porque les resultaría difícil de explicar a su electorado. A este respecto, señalan que conviene recordar el resultado obtenido por el PSC el 23J, más diputados que todas las fuerzas independentistas juntas, ante unas elecciones catalanas previstas para 2025. Queda por ver, en función del resultado que arroje el recuento del voto de los residentes en el exterior, si necesitarán el voto afirmativo de la formación independentista o será suficiente con su abstención.