El sector del aceite de oliva mira con inquietud este 2023. Después de que en 2022 el “zumo de aceituna” haya incrementado su precio en un 40%, el aceite de oliva es más “oro líquido” que nunca. Y el sector ya ha alertado que los precios continuarán altos a pesar de que desde hace quince días, el IVA a este producto ha pasado del 10 al 5%. La sequía de los últimos meses, el aumento de los costes de producción para los olivareros y la entrada en vigor del nuevo impuesto al plástico están dejando prácticamente sin efecto la rebaja del gravamen a este producto.

Actualmente el aceite de oliva supera los 5 euros en origen. En COPE hemos hablado con Juan Luis Ávila, responsable del Olivar COAG de Andalucía, quien ha contado que “se ha producido una subida importante del precio del aceite de oliva virgen extra de casi un 50%”. Pero no han llegado a cubrir los costes de producción. “Producir un kilo de aceite cuesta ahora entorno a los 8 euros, cuando realmente los productores percibimos 5 euros con 20 céntimos”, explica Ávila. “Aunque hay algunas familias que no han encontrado cosecha alguna. Los costes son prácticamente los mismos, hay que cuidar los cultivos. Es decir, pasa un año de 24 meses y tienes que tirar de las reservas que tiene”, añade el olivarero andaluz.

Para comprender este alza de precios hay que fijarse en los meses más duros del verano, cuando hubo una sequía extrema. Y también a las reiteradas olas de calor de mayo y junio, que coincidieron con las etapas de floración de los olivares. “Esto ha hecho que la producción cayese. Una cosecha normal es de un millón 500 mil toneladas y este año va a estar entorno a las 650 mil toneladas de aceite. Es una reducción de más del 50%”, cuenta Juan Luis Ávila.

Hasta cuánto puede llegar a subir el precio del aceite de oliva es una incógnita, porque todo dependerá de la demanda, que se espera recortar en un 30%. En COPE hemos hablado con Rafael Sánchez de Puerta, Presidente del Consejo Sectorial de Aceite de Cooperativas Agroalimentarias de España, quien ha explicado que “el año pasado salían al mercado unas 138 mil toneladas de media al mes, este año esa cifra tiene que bajar a las 100 mil tonedas”. Además añade que “mientras la demanda siga alta los precios seguirán subiendo, pero en el momento en el que lleguemos a un nivel de precios donde la demanda se frene los precios descenderán. Al final es ajustar la disponibilidad con el mercado”.

Hay otro factor importante: la cantidad de la producción final una vez concluida la campaña de enero. Y para saber si se perpetua a lo largo del tiempo habrá que esperar a la cosecha de la temporada que viene. Si vuelven a darse las mismas condiciones meteorológicas que en 2022 volverá a haber una caída de la producción. Por eso los productores demandan medidas “que permitan enlazar unas campañas con otras y regular el mercado”, cuenta Juan Luis Ávila. Así como crear nuevas infraestructuras para aprovechar el poco agua que nos llega y así utilizarla en momentos puntuales, ya que como explica Sánchez de Puerta “el olivo es un cultivo que con muy poca dotación de agua la respuesta en la producción es altísima”. Estas medidas ayudarían a gestionar adecuadamente las cosechas y que existan unos precios razonables en origen que permitan mantener el olivar tradicional. Y así los consumidores puedan seguir consumiendo aceite de oliva, que al fin y al cabo es la base de la dieta mediterránea.