'Gobernar la economía para el bien común”. Es el tema elegido por Mariana Mazzucato, miembro de la Academia Pontificia para la Vida, en el marco de los talleres organizados durante la Asamblea General de esta institución, que este año celebra sus 30 años de vida.

Bajo este título, la también economista del Institute for Innovation and Public Purpose (IIPP), University College London, pone el foco en la necesidad de una economía justa que redunde en el bien común.

El mundo considera, se enfrenta a varias crisis globales, climática, de biodiversidad, de agua o de salud, que no están en las agendas comunes de los gobiernos. Entiende que el bien común debe de pasar por "la definición de objetivos compartidos y por el desarrollo de vías para alcanzarlos".

Y todo ello pasa por "la defensa de la dignidad de las personas social, política y económicamente marginadas, no sólo con palabras, sino con políticas y nuevas formas de colaboración entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la sociedad civil", algo que ya reconocía el propio Papa Francisco en su encíclica Laudato si'.

A juicio de la economista, esto impone la necesidad de "discutir" lo que significa crear juntos "una economía justa y sostenible".

La lección de la pandemia

Precisamente afirma, esta fue una de las grandes lecciones que sacamos de la pandemia de la covid-1; "si la actividad económica, al igual que sucedió entonces con el desarrollo de vacunas-, no se rige por el bien común", serán "muchas las personas que quedarán excluidas de sus beneficios".

En su opinión, gobiernos y organismos de financiación internacionales "se limitan a hacer retoques en los bordes del mercado", en lugar de "configurar en forma deliberada el sistema económico y financiero en pos del bien común", según ha explicado en la Fundación Embajada Abierta.

Esto quizás explique "por qué el mundo está haciendo tan pocos avances en dirección a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que supuestamente deberían alcanzarse en 2030, y por qué, conforme se demoran las acciones, aumentan los costos de cumplir las metas relacionadas".

Sistema financiero "equitativo"

Para Mazzucato el enfoque que plantea basado en el bien común y 'orientado a objetivos', "es imposible sin un sistema financiero equitativo, creíble y sujeto a rendición de cuentas".

Algo que parece que el sistema actual no cumple ya que a su juicio "está diseñado en forma reactiva, de modo que promueve el cortoplacismo y perpetúa la desigualdad entre el norte y el sur global".

¿Cómo cambiarlo?

"Será necesario en primer lugar reformar la gobernanza del FMI y del Banco Mundial, de modo que las economías en desarrollo tengan más voz en sus decisiones", explica la economista que advierte además de la necesidad de "fortalecer mecanismos de rendición de cuentas y transparencia" que ayude "a prevenir la malversación de fondos, la evasión fiscal y el fraude".

“El ser humano. Significados y desafíos”

Hasta hoy, el Centro de Congresos del Augustinianum, será el marco donde se desarrolle la Asamblea General de la APV que lleva por lema “El ser humano. Significados y desafíos”, y que busca reflexionar sobre "lo que califica al ser humano", -tal y como señaló el Papa Francisco-, ante el extraordinario "cambio de época" que impone el desarrollo tecnológico.

Una importante cuestión que se aborda ahora tras haber tratado en citas anteriores la roboética, la inteligencia artificial o las nuevas tecnologías.

"Hemos decidido abordar una cuestión exigente e imperativa: La cuestión antropológica, la pregunta por el sentido del camino que recorre la humanidad”, según ha explicado el presidente del PAV, monseñor Vincenzo Paglia.

Por primera vez, advertía Paglia la especie humana "presenta el riesgo de desaparecer por autodestrucción o superación", por "la energía nuclear, el cambio climático y las nuevas tecnologías convergentes". Y ha recordado que precisamente fue esta Academia la primera en intervenir sobre los riesgos y el potencial de la Inteligencia Artificial con el llamamiento de Roma para la Ética de la IA, sobre su uso ético.

Es por ello que el presidente de la Academia Pontificia haya subrayado que hay que contrarrestar la tentación de "que la tecnología sea la nueva religión del mundo contemporáneo".