Pese a la batería de estímulos económicos que ha presentado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la Bolsa se Nueva York pierde a media tarde más de mil puntos lineales en su índice Dow Jones, un 4 por ciento. La apertura bajista de Wall Street ha actuado hoy como una rémora para los mercados europeos, que han operado de más a menos. El  Ibex 35 ha ido perdiendo fuerza progresivamente. Al cierre se ha dejado un 0,34 por ciento, hasta 7.436 puntos. A primera hora ha llegado a superar los 7.700. Algunos analistas técnicos consideran que el Ibex podría ir a buscar apoyo a la zona de los 6.000 puntos. Nadie olvida que hace tres semanas tocaba los 10.000. 

Se han salvado de la quema pocos valores. Entre ellos, Repsol, Iberdrola, Telefónica y los bancos. Caixabank, Bankinter, BBVA, Santander y Bankia han subido entre un 2 y un 4 por ciento. Los inversores esperan y confían en que las entidades financieras puedan beneficiarse de algunos alivios regulatorios (como una reducción en las exigencias de capital) que les permitan encajar mejor los efectos de la crisis del coronavirus.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, considera que la actual situación requiere de medidas urgentes y coordinadas con las que contrarrestar los efectos del brote de coronavirus. La gobernadora del BCE teme que la economía europea caiga en una crisis similar a la del año 2008 si no se actúa con decisión. Para España, el FMI espera un crecimiento este año inferior al 1,6 por ciento. Lagarde ha añadido que las medidas monetarias solo funcionarán si los gobiernos toman medidas fiscales.

Mañana se reunirá  el consejo del BCE. La entidad estudia todas las herramientas a su alcance para combatir los efectos del coronavirus en la economía, en especial las fórmulas para proporcionar liquidez y financiación barata al sistema financiero.  También el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés), está tomando medidas de urgencia. Ha rebajado hoy por sorpresa su tipo de interés de referencia en medio punto hasta el 0,25 por ciento. El gobernador del banco central británico,  Mark Carney, ha asegurado que hará todo lo necesario para apoyar a su economía. Ha añadido que puede rebajar todavía más el precio del dinero, hasta dejarlo justo en el cero por ciento. Estima necesario, al igual que el BCE, que las medidas monetarias se complementen con decisiones en materia de política fiscal.  Los detractores de esta medida, como el economista jefe de Goldman Sachs, Jim O'Neill, creen que el recorte de tipos se ha tomado demasiado pronto, porque  el BoE puede necesitar esas balas más adelante si la economía británica continúa debilitándose en las próximas semanas.

El pasado día 3, la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, tomó la decisión de rebajar por sorpresa medio punto el precio del dinero. Lo dejó en la banda que va del uno al 1,25 por ciento. Los riesgos que entraña la epidemia de coronavirus sobre la actividad económica obligaron a la Reserva  a tomar esta medida tan inusual.  No se descarta que la Reserva vuelva a bajar su tipo de interés en su reunión ordinaria prevista para el miércoles de la semana que viene.

En general, las previsiones económicas no son buenas y quien más quien menos se aprieta los machos. La fundación de las Cajas de Ahorro,  Funcas, ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para España en una décima, hasta el 1,5 por ciento este año y el 1,6 por ciento el próximo.   En los demás mercados, el petróleo se mueve a la baja. Se paga a menos de 36 dólares. Arabia aumentará su producción de crudo desde los 9,7 millones de barriles diarios actuales, hasta 13 millones. Las reservas de crudo y carburantes de la Agencia Internacional de la Energía han aumentado en 7,6 millones de barriles de petróleo, mientas han descendido las reservas de productos destilados. En el mercado de deuda la rentabilidad del bono de Estados Unidos a diez años, -que hace pocas horas marcó mínimos históricos  en el 0,34 por ciento-,  hoy se recupera, aumenta su rendimiento hasta el 0,80 por ciento. La rentabilidad del “bund” se sitúa en el menos 0,76 por ciento, mientras las obligaciones españolas a diez años rinden un 0,25 por ciento.