Sánchez reactiva dos figuras impositivas que quedaron pendientes durante la pasada legislatura, las llamadas tasas Google y Tobin. No llegaron a culminar su tramitación al adelantarse las elecciones. Al ser de nueva creación, se pueden aprobar al margen del proyecto de Presupuestos. El Ejecutivo espera recaudar con ambos unos 1.800 millones de euros. Los expertos tienen claro que los terminarán pagando los consumidores.

¿Qué es la tasa Google?

Es un impuesto sobre determinados servicios digitales. Gravará el 3% de la publicidad online, la intermediación en línea y la venta de datos a empresas con ingresos globales de, al menos, 750 millones de euros al año y superiores a los 3 millones en España. Está dirigida a las grandes compañías tecnológicas como Google -de ahí toma su nombre-, Facebook o Amazon que, según el Gobierno, escapan al actual marco fiscal. No pagan todo lo que deberían por lo que facturan.

¿Y la tasa Tobin?

En este caso hablamos de un impuesto a las transacciones financieras. Gravará con un 0,2% las operaciones de compra de acciones de empresas cotizadas cuya capitalización bursátil supere los 1.000 millones de euros y que sean ejecutadas por operadores del sector financiero. Quedan exentas la deuda, tanto pública y privada, como sus derivados o las salidas a Bolsa de empresas.

¿Por qué las pone en marcha?

El Gobierno se comprometió con Bruselas a ponerlas en marcha para intentar atajar el déficit público, en particular el agujero en la Seguridad Social. En concreto, la idea es que se empleen para financiar prestaciones como viudedad y orfandad aliviando los números rojos del sistema.

¿Cuánto espera recaudar?

Con las dos figuras el Gobierno espera ingresar algo más de 1.818  millones de euros (968 millones con la tasa Google, ha rebajado la previsión por el frenazo económico, y 850 millones por la Tobin). Sin embargo, los expertos, desde la Airef a los técnicos de Hacienda, consideran que estas estimaciones son demasiado optimistas.

¿Por qué se aplaza el pago de la tasa Google?

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha anunciado que prevé aplazar el pago de la tasa Google a diciembre para no irritar a Trump y evitar represalias. Se adoptaría de esta forma el modelo francés. Macron tuvo que congelar su liquidación a final de año -era trimestral- tras las amenazas del presidente de EEUU de imponer nuevos aranceles a sus productos.

Con esta decisión el Gobierno renuncia a contar desde mediados de año con la recaudación de este impuesto pero gana tiempo para que la OCDE -que coordina su implantación a nivel global- tenga lista su propuesta. Irlanda y los países nórdicos son sus principales detractores. Además no hay que olvidar que en noviembre se celebran elecciones en EEUU. Aunque parece improbable, si pierde Trump se acabaría con el principal inconveniente.

¿Lo terminará pagando el consumidor?

Es lo que creen los expertos y las organizaciones de consumidores. En ambos casos. Por ejemplo en el caso de la tasa Tobin lo que se pretende es castigar a la banca pero alguna entidad ya ha reconocido públicamente que lo repercutirá al cliente “siempre que la legislación lo permita”. Aunque nos parezca lejano, en España hay más de 8 millones de personas que tienen su dinero en Bolsa. Hay rentas altas, sí, pero sobre todo medias (en acciones o en fondos de inversión y planes de pensiones). Es decir, el impuesto no solo lo pagarán los ricos como asegura el Gobierno. Además, es probable que los grandes inversores logren eludirlo

¿Puede ahuyentar la inversión?

Es otro riesgo. Si al final en España se penaliza la inversión, el ahorro con la tasa Tobin se podrían beneficiar otros mercados que no la tienen. La City de Londres podría absorber una parte del negocio bursátil en detrimento de intermediarios financieros nacionales que quedan ahora en una situación competitiva peor. Este impuesto ha unido a bancos, reguladores y clientes. Todos se oponen.