La película "Joy", que concursa en la sección oficial del Festival de Cine Europeo y ha sido presentada por su directora, la austríaca de origen iraní Sudabeh Mortezai, denuncia cómo las mujeres africanas quedan atrapadas por las redes de prostitución en Europa.

También cuenta cómo una mujer que se libera de una red de prostitución pagando las deudas que ha contraído para establecerse en Europa se dedica, seguidamente, a explotar a otras mujeres que van a sufrir lo que ella ha padecido, una circunstancia que, ha confesado Mortezai, es lo que más le llamó la atención al interesarse por el asunto.

"Cuando comencé, de forma ingenua, estaba sorprendida y me preguntaba cómo una mujer puede tener corazón para hacerle a otra lo que ella ha pasado, cómo no tiene compasión", ha recordado la directora para explicarlo con "las circunstancias vitales de extrema pobreza" y la carencia de cualquier perspectiva de futuro que tienen estas mujeres en Nigeria, pero también cuando llegan a Europa.

"¿Cómo van a sobrevivir?" se ha preguntado Mortezai, quien ha dicho "haberlo comprendido todo" después de viajar a Nigeria y comprobar que estas mujeres "sólo piensan en la supervivencia", mientras que ha señalado con cierta ironía que "Europa es tan privilegiada que la gente hasta puede permitirse opiniones morales".

"Llegué a pensar que si estuviera en su situación, yo haría lo mismo", ha confesado Mordezai antes de asegurar que ninguna de las prostitutas que ha entrevistado o ha conocido para hacer la película -precedida de un amplio trabajo de campo y de documentación- ha tenido otra opción, y que la gran mayoría de mujeres que ejercen la prostitución en Europa no ha tenido otra oportunidad.

La realizadora ha insistido en que su película no es un documental sino un drama, pero que ha mostrado su historia de la forma tan dura como la encontró en la realidad, aunque se ha negado de "volver a convertir en objeto a la mujer delante de la cámara" y ha tratado de que los espectadores se sientan incómodos o "cómplices de algo de lo que no lo son".

También se ha preguntado cómo es posible que en Europa haya decenas de miles de mujeres en esta situación, y ha puesto un ejemplo: "Cuando llegas a Austria y pides asilo, no obtienes permiso para trabajar legalmente, de modo que solo puedes trabajar legalmente en la prostitución; parece una broma".

Sobre la legalización de la prostitución ha señalado que tampoco es la solución porque en Austria es legal y sigue habiendo trata.

Tampoco le parece la solución el modelo sueco, que penaliza a los clientes, porque eso obliga a esconderse a las prostitutas y a vivir situaciones de inseguridad, cuando lo que reclaman todas es "protección y algún derecho".