Alicia G.Arribas.

La periodista y escritora Sabina Fedeli, autora del guion del documental "Hitler vs. Picasso", se daría por satisfecha de su trabajo si los jóvenes -que "no saben nada" de la Historia reciente, se lamenta- se interesaran por conocer quiénes fueron los protagonistas de la película.

En una entrevista telefónica con Efe, Fedeli explica que, preparando este documental, escribió un libro que llevó a las escuelas italianas. Allí se dio cuenta de que los jóvenes no conocen la historia reciente.

"No saben nada -se lamenta Fedeli-. Cuando les explico quién es Ana Frank (sobre la que ahora prepara su siguiente trabajo), no pueden creer lo que le pasó", se escandaliza.

Así que, afirma, se "conformaría" con dejar con este documental una semilla: "Que quieran saber".

"Hitler vs Picasso" es un impactante documental dirigido por el debutante Claudio Poli que cuenta con el actor Toni Servillo como conductor de una historia que reconstruye el saqueo de obras de arte de los nazis, en total 600.000 cuadros, esculturas, tapices, libros, muebles, documentos y objetos valiosos, sobre todo, de familias judías, de los que aún faltan por recuperar 100.000.

La película se encuadra en los estrenos llamados "evento" que, dentro de la Temporada de Arte 2018 que organiza A Contracorriente, proyecta una película cada mes en cien cines de toda España por un tiempo limitado; hoy, martes, aún se puede ver.

Hitler, igual que su mano derecha Hermann Goering, fueron depredadores de arte, tanto -se cuenta en el documental- que, de ser los mejores amigos, sus afanes acaparadores les acabaron convirtiendo en casi enemigos que se disputaban las obras más valiosas.

Durante la guerra, los nazis arrasaron todo lo que encontraron a su paso: iglesias, museos, colecciones particulares y, sobre todo, las casas de los judíos que mandaban a campos de concentración o que, directamente, mataban.

"Los alemanes se habían autoconvencido de que no estaban haciendo nada malo, se quedaban con cosas que sus dueños habían abandonado. Esto también era una máquina de guerra de una precisión increíble: la minuciosidad con la que apuntaban expolios era idéntica a los listados de exterminio de los campos de concentración", explica Fedeli: Una conexión "evidente", dice, "entre muerte y arte, entre robo y arte".

Hitler soñaba con que Alemania volviese a ser "grande", recuerda Fedeli, y en sus arengas afirmaba que "volverían a ser un pueblo de artistas, con esa palabra -apunta-, porque él siempre quiso ser artista".

En ese sentido, le "horrorizan" las similitudes con Donald Trump: "El hombre siempre necesita un enemigo, entonces fueron los judíos, hoy, los inmigrantes".

La italiana se refiere también a los chavales que se unen a los movimientos neofascistas, sin saber de lo que hablan. "Siento una enorme pena cercana a la rabia por el modo en el que están manipulados", dice, y acusa a los partidos políticos de haber dejado a una parte de la población a expensas de que "otros oportunistas ocupen su lugar".

El documental recoge testimonios de personas involucradas y cuenta hechos que no tuvieron su necesaria repercusión, como las dos exposiciones organizadas en Munich, una para deshonrar "el arte degenerado", y otra para glorificar el clásico, la debilidad del Fuhrer.

En la primera se enfrentaban obras surrealistas de Pablo Picasso, Paul Klee, Marc Chagall, Henri Matisse o Eduard Munch a fotografías de personas deformes que demostraban "la degeneración" de estos artistas, mientras la segunda, la Gran Exposición de Arte Germánico, utilizaba madonnas como vehículo de propaganda nazi.

Incluye también imágenes inéditas de los escondites donde desaparecieron las obras al final de la Guerra y desvela jugosas anécdotas, como la del falsificador que le "coló" a Goering una copia de una tela holandesa.

O el hallazgo de más de mil cuadros ocultos en el domicilio del marchante de arte nazi Cornelius Gurlitt, fallecido en 2014, entre ellas, el cuadro "La mujer sentada" de Matisse, restituido a los Rosenberg, una de la grandes familias que lo perdieron todo durante la guerra.

Muy pocas de esas obras han vuelto a manos de sus dueños; el documental se hace eco de las recuperadas y que han sido expuestas en París, Nueva York, Alemania y Holanda.