Tras el ataque fallido por suerte, ridículo, de Irán contra Israel el pasado fin de semana, 300 bombas, misiles, drones prácticamente ninguno llegó a caer en suelo israelí. Digo que tras ese ataque surgen un montón de preguntas y alguna certeza.

La primera es, ¿te imaginas ser mujer y vivir bajo el régimen de los ayatolas, ser homosexual y vivir allí bajo el régimen de Teherán? ¿A dónde llegará el precio en las próximas semanas si esto sigue creciendo y efectivamente el estrecho de Ormuz, el mar de Adén hasta el Canal de Suez, se convierte en una ruta absolutamente imposible para el comercio mundial?

La certeza: Irán es la clave de bóveda de un eje absolutamente abyecto en el mundo. Irán paga a Venezuela, Irán arma y financia a Putin contra Rusia, Irán apoya con Rusia, al régimen de Bashar Al- Assad en Siria, Irán patrocina y dirige a Hamás, a Hezbolá en el Líbano, a los hutíes de Yemen.

Lo mejor de cada casa, Irán intenta influir en cada país europeo con el tonto útil de turno, como aquí hizo y lo reconoció el mismísimo Pablo Iglesias y después sus sucesoras. La pregunta clave, ¿cuánto tiempo aguantaríamos como una mujer en Irán y no te digo como un homosexual? Se nos llena la boca de progresistas y reformistas y resulta que el régimen de los ayatolas es sencillamente peor que medieval.