El sonido de las llaves. Suele decir bastantes cosas. Que estás llegando a casa. Que estás revolviendo el bolso o el bolsillo. Y a veces, cuando suenan mucho, lo que dicen es que tu pulso no es el mejor.

A María Santos le sonaban las llaves así, tintineantes, nada más cogerlas. Y así permanecían largo rato. Haciendo ruido sin parar. Y como eso, la sopa. La cuchara de la sopa no llegaba nunca llena a su boca. Temblaba. Le temblaba la mano al escribir, al lavarse, al vestirse. Hasta que cruzó la puerta del Hospital Germans Trías en Badalona, que hace dos años, estrenó un tratamiento no invasivo para tratar el temblor esencial, el Parkinson tremórico.

A María le trataron sus temblores con ultrasonidos de alta intensidad focalizados, guiados por el cerebro con una resonancia magnética. Y en solo 24 horas, solo en un día, a María dejaron de sonarle las llaves, pudo comerse la sopa entera, seguida, sin que se le cayera la mitad en cada cucharada.

Y se pudo y se puede vestir rapidito, lavarse, y ser muy discreta, oye. Puede ser todo lo sigilosa que quiera. Que es lo que María quería. Poder pasar inadvertida en la vida. Y lo ha conseguido gracias a unos médicos que no solo curan, sino que disfrutan de ese silencio elegido, de esa calma anhelada. Ahora sí, ese pulso es un bálsamo.