La primavera la sangre altera... Ya, no es nada original ni llamativo pero sí cierto. Y es que cuando llega esta estación del año nos encontramos con mucha gente que sufre la llamada astenia primaveral: duerme peor, se siente más cansado o alterado...

Pero, ¿existe realmente la astenia primaveral?, ¿o es una de esas enfermedades inventadas de este tiempo, como le comentan a la psiquiatra Marian Rojas? Y quien mejor que ella para despejar la gran duda año tras año, en esta época, hace que debatamos sobre esta cuestión

¿Qué es la astenia primaveral?

Como explica la psiquiatra en su diván'Fin de Semana', la astenia primaveral es “como que te falta energía, te notas más apático de lo normal, te cuesta mucho más levantarte por las mañanas, tienes más sueño del habitual y te cuesta más concentrarte”.

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— COPE (@COPE) March 18, 2024

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Y todo ello afecta a nuestro estado de ánimo en el que, apunta Marian, “hay varios factores”. Y señala que nos sentimos así porque en este tiempo se produce “un cambio” en el que la pieza fundamental que pasamos a “tener más luz” y eso conlleva que “cambiemos nuestros hábitos” y afecta a nuestros biorritmos.

¿Es una enfermedad?

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Una vez que Marian ha aclarado qué es la astenia primaveral, es el momento de despejar la gran duda: ¿es una enfermedad?

“No es una enfermedad” afirma la psiquiatra tajantemente, a lo que añade que tampoco es “patológico”. Por tanto, la astenia primaveral es “una adaptación que tienen nuestro organismo ante el cambio”.

Asegura Rojas aquellos que la sufren que “es un tema de unas semanas y es normal sentirlo”, restándole así toda importancia.

Lo que debemos hacer para combatir la astenia primaveral

Concluye Marian Rojas con una serie de consejos que nos ayudarán a combatir la astenia primaveral y sentirnos más vivos durante este proceso que nos aletarga:

• Respetar el sueño: intentar dormir lo mejor que podamos.
• Hacer ejercicio físico: no dejar de moverte por muy cansado que estés.
• Estar al aire libre: el cuerpo se tiene que ir adaptando a la vitamina D.
• Respirar profundamente: un par de minutos al día, una serie de inspiraciones profundas y lentas por la nariz, sacando el aire por boca para regular el sistema nervioso. Esto nos ayuda a concentrarnos mejor y a oxigenarnos que tiene grandes beneficios.