Según esa encuesta, ya hemos dejado atrás los años en los que andábamos preocupadísimos por el precio, que ya ha pasado al tercer lugar en los factores que nos impulsan a la compra y volvemos a mirar por encima la calidad. Y aunque el estudio versa sobre las compras alimentarias, la prueba del algodón es la pregunta en las que los valencianos contestan que han recuperado el hábito relacionado con el ocio de salir a comer o cenar fuera de casa.

Por lo demás, conclusiones todas bastante predecibles: compramos mayoritariamente en el supermercado cercanos a casa, la venta on line apenas llega todavía al 1% de los consumidores (como es lógico con más predicamento cuanto más joven es el consumidor), se prefieren productos frescos a los congelados o preparados (y también como cabía pensar, comen peor los jóvenes respecto a los mayores), de la etiqueta sigue interesando lo de la fecha de caducidad pero empieza a cobrar importancia el origen del producto, y una inmensa mayoría de las familias valencianas anda preocupada por los desperdicios de alimento y manifiesta hacer algo al respecto.