El nuevo PSOE se examinará en 2019. Las municipales, autonómicas y europeas serán un test para conocer hasta dónde llega el músculo de las siglas. Dichas citas electorales marcan la labor de los socialistas, obligados a abrir un calendario marcado por un proceso de primarias para la designación de sus candidatos. La maquinaria empieza a moverse este mismo lunes 12 de febrero con la Ejecutiva Federal aprobando la normativa con la que elegir las listas.

A lomos de la democracia interna Pedro Sánchez regresó a la calle Ferraz tras su abrupta salida por la puerta de atrás. Las resoluciones aprobadas en el 39 Congreso Federal establecieron la elección de los candidatos a las presidencias autonómicas mediante el sistema de primarias abiertas, esto es, con el voto de los militantes y los simpatizantes, previo registro en una base de datos. Pero el hoy líder del PSOE ha alterado el compromiso que él mismo adquirió, limitando la participación de los simpatizantes y por tanto, la prometida revolución interna.

Los ciudadanos podrán votar en las primarias abiertas para elegir cabezas de cartel, pero no para la configuración de las listas electorales, tal y como se aprobó en el cónclave. Cargado de lógica estaría evitarse abrir el partido en canal, blindando incluso a los cargos con mando en plaza, presidentes autonómicos y alcaldes, anteponiendo la valoración de sus gestiones, y dificultando el paso al frente de posibles aspirantes a contraponer su candidatura. Tal decisión confirma que la estrategia de Ferraz, en coordinación con las federaciones, pasará exclusivamente por aplicar la máxima de hacer que todo cambie para que, allí donde interese, todo siga igual.

A la postre, mejor apostar por la seguridad de los bastiones en detrimento de los compromisos de democracia interna. En román paladino, la moda de derribar al oficialismo tuvo su momento apoteósico cuando las bases auparon al propio Sánchez. Aquella campaña resultó un lodazal por momentos, con peleas en Twitter entre partidarios y detractores de uno – Pedro Sánchez - u otra – Susana Díaz – e hizo emerger un fanatismo hasta entonces desconocido en el PSOE.

Para la hemeroteca quedarán siempre los ataques sufridos por Guillermo Fernández Vara. Un verdadero comando de cuentas en Twitter, las más activas eran anónimas y se retroalimentaban entre ellas, agredió al presidente de la Junta de Extremadura, tachándolo de “traidor”, entre otras descalificaciones, por pedir la abstención a su partido para permitir gobernar a Mariano Rajoy.

Aprendida la lección, Ferraz lanzará un “código ético” de conducta en las redes sociales de cara al proceso interno, según confirma la Cadena COPE de fuentes solventes. El objetivo último es animar a las bases a intercambiar ideas desde el respeto, sin insultos, seudónimos, ni falsedades. Ya en las primarias a la Secretaría General, el tercero de los aspirantes en liza, Patxi López, presentó un decálogo en el que recordaba a los militantes que todos formaban parte del mismo partido, les pedía que pensasen antes de publicar, que respetaran, que no insultasen, sino que construyesen, diesen la cara y confrontaran propuestas y escuchasen.

Ahora, ante el ingente proceso de primarias que se abre, la pretensión de Pedro Sánchez es la misma. Es decir, exigir a los socialistas a dar un ejemplo de democracia, de madurez y de respeto entre compañeros en las redes sociales. A tal fin, se aprobará ese “código ético”.