En marzo de 1999 Juan Pablo II recibió en el Vaticano al entonces Presidente de Irán, Mohamed Jatamí. Han pasado 17 años desde entonces. Irán ha regresado a la Comunidad Internacional y uno de los primeros actos públicos de la nueva era se ha vivido en el Vaticano. El Papa Francisco ha recibido al actual Presidente de Irán, Hasan Rohaní. Los temas abordados han ido desde la lucha contra el terrorismo al tráfico de armas, la cuestión nuclear, pasando por el lugar más que destacado que Irán ocupa en los conflictos en Oriente Medio, y cómo no, sus posibles vías de solución. Sin lugar a dudas estamos en un momento nuevo, todavía en ciernes, que exige cautela y grandes dosis de compromiso. Siria es una tragedia. La ronda de negociaciones que comenzará próximamente debe abrir vías de solución y nada puede hacerse sin Irán. Su papel no solo alcanza la pura política internacional, sino cuestiones de extrema relevancia, aunque menor incidencia pública como es el diálogo interreligioso e intercultural. El Islam es un compañero de andadura en un mundo globalizado del que no se puede prescindir. El papel de las comunidades religiosas es muy importante en la difusión de una cultura de encuentro y de paz. Queda mucho camino por recorrer, pero Roma, desde hace ya decenios, está dando pasos muy importantes. Será un trabajo largo, pero no hay otro camino.