El análisis del populismo en alza que muestran las encuestas, se basa casi exclusivamente en la irritación que han provocado los casos de corrupción en estos tiempos de crisis. Ciertamente, estos casos han contribuido poderosamente al hartazgo provocado por una clase política que se ha mostrado incapaz de ponerse de acuerdo para afrontar unidos las consecuencias de la crisis. Ahora, ante la amenaza que supone la irrupción de  “Podemos” en la vida política, los partidos se han puesto a engendrar ideas y propuestas para acabar con la corrupción. Pero todavía no se ha abierto un debate a fondo sobre las causas reales de este fenómeno.Está dando la vuelta al mundo a través de las redes sociales, un discurso pronunciado tiempo atrás en Zaragoza por una joven diputada guatemalteca llamada Gloria Álvarez, denunciando sin complejos las causas de la deriva populista en Iberoamérica. Según ella, los errores de los gobiernos han propiciado que se pierda la lógica y la razón en el debate político y social, dando paso a la demagogia. Sin embargo afirma que es posible rescatar las instituciones a través del uso de la razón, la lógica, los argumentos y el intercambio de ideas. La pregunta es si nuestros políticos están dispuestos a reconocer sus fallos en la toma de decisiones, más allá de los casos de corrupción, y si quieren volver a política con mayúsculas, no mera administración y discursos huecos.