Este fin de semana, la capital vizcaína experimenta un aluvión de música en vivo. El Festival “Musika-Música” organizado por la Fundación Bilbao 700, celebra su duodécima edición en el Palacio Euskalduna, bajo el título “Cruce de miradas”. Este año, presentará obras de compositores franceses y españoles que, en la segunda mitad del siglo XIX y hasta mediados del XX, se miraron y admiraron mutuamente creando una música extraordinaria, mezcla de nacionalismo e impresionismo, que sentaría las bases de la modernidad musical. Albeniz, Granados, Falla, Turina, Guridi y Rodrigo volverán a cruzar sus miradas durante tres días con Saint Säens, Fauré, Debussy, Ravel, y Bizet y otros muchos. Concebido como un auténtico maratón musical, los conciertos –generalmente de formato reducido- se suceden a lo largo de todo el día, de cuatro en cuatro o cinco en cinco, en diversas salas y espacios del Palacio, ofreciendo un repaso exhaustivo al repertorio seleccionado con una gran variedad de géneros e intérpretes. Lo mejor es que estos últimos, los músicos convocados –solistas, orquestas y agrupaciones camerísticas-, son, en general, de muy alto nivel artístico, y, así, a la cantidad de la oferta, se une la calidad. Lo peor es que no se puede estar en cuatro o cinco conciertos a la vez… y eso da mucha rabia.Recomendaciones discográficas.-El sello hipereconómico Newton sigue lanzando nuevas referencias al mercado, tirando sobre todo del catálogo de pequeñas discográficas italianas, espigando grabaciones atractivas en general más por la música que ofrecen que por las interpretaciones, muy discretas. Tal es el caso de las grabaciones de finales de los 80 o principios de los 90 de música de Vivaldi, muy superadas por los conjuntos historicistas, cual es el caso de un disco con seis Concerti di Camera nada frecuentes a cargo del Vivaldi Consort o el álbum que recoge los dos conciertos para mandolina y un par de sonatas en trío para laúd del compositor pelirrojo, tocado todo ello por el guitarrista Massimo Scattolin e I Cameristi di Venezia. Con mayor motivo resulta desfasada la primera grabación que se hizo de la primera ópera que se conserva: “L’Euridice” de Jacopo Peri, ya que es un registro del año 1967 (en dos discos). También es cierto que no hay muchas grabaciones más de esta rara obra y que Angelo Ephrikian al frente de I Solisti di Milano y un elenco de cantantes italianos hoy totalmente olvidados, alcanza a darle una cierta variedad y juego –a pesar del sonido más bien grueso con que se sirve- a esta obra vacilante y un tanto monótona.Más recomendable resulta el disco dedicado al compositor checo Jan Ladislav Dussek.  Como fue pianista, su música para piano es realmente buena. Ahora, por poco dinero, podemos asomarnos a ella con las interpretaciones muy correctas de Luca Palazzolo que toca un fortepiano de época que, milagrosamente, no suena a lata, y en el que toca las Sonatas 24 y 35 y un par de piezas breves del mencionado autor. Y de obligada adquisición, el álbum con los cuartetos de cuerda de Debussy y Ravel interpretados por el prestigioso Cuarteto Juilliard, en la reedición de un registro Sony de 1989: la mejor opción para estas obras dentro de las series hipereconómicas, porque, además, el disco incluye, para aprovechar su duración, el cuarteto “Ainsi la nuit” de Henri Dutilleux.